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Un cuento de la otra. Costanera Sur 1966


Dicen que es difícil nadar, pero yo hago así. Voy caminando hasta que el río me llega a las rodillas, me acuesto cara abajo y pongo una mano en el fondo, con la otra nado y luego otra mano en el fondo. Y con la otra nado.
Ya se que eso no es nadar. Soy chica pero no soy taradita. Pero para los que me ven, yo nado. Y no me puedo ahogar, por que mi tía me mira.
Siempre que venimos acá me pongo tan colorada que después estoy tres días insolada, y termino con un pañuelo y arriba del pañuelo un vaso dado vuelta en la cabeza, lleno de agua y el agua hierve.
Por eso me embadurnaron con coppertone por todos lados. A mi me gustaría ponerme cromodine con sapolan, para tener un bronceado caribe, pero mi prima mas grande se despellejo y le quedaron costras, así que ahora compraron Coppertone que es un bronceador caro y el judío de la perfumeria dijo que era buenisimo.
(La costanera sur hierve de gente, las sandías chorrean su jugo de sangre liviana y helada, las hamacas voladoras simulan batallas aéreas de perro mordiéndose la cola, vuelan y dan vértigo, y las islas de sombra que tiran los arboles son oasis en el cemento de la vereda donde el verano parece eterno, donde el verano es un sueño eterno)
Lo primero que hay que hacer cuando se baja del tranvía es caminar por esa calle que lleva hasta el balneario. Y hay que venir temprano, para agarrar un banco de cemento y poner las cosas, y si hay sombra, te sacaste la lotería. Parecemos turcos emigrando, con las bolsas de los sanguches, las lonas, la heladerita de tergopol, con la manija de plástico verde que parece igual a la cortina del fondo. Y la fruta, y la tía se trae el croché y las barajas. Tambien está el solarium de damas, pero la gente esta muy pegada. Si te agarras un banco, en cambio, sos dueña de un pedazo de la Costanera Sur que nadie nunca te va a poder arrebatar.

Yo tengo un juego secreto, que es que el río y las escaleras son un teatro, el juego empieza cuando yo que soy la actriz principal bajo por las escalinatas hacia el río. El río es el escenario, y la gente se sienta para ver la obra. Porque las escalera son la platea, la obra es la gente bañándose, los barcos a lo lejos. y la verdad es que no conozco el mar, pero con este río marrón y dulce me alcanza para imaginarme la eternidad. La Eternidad es la obra.

Me dijeron que del otro lado esta el Uruguay. Entonces es el extranjero y entonces el juego es que en vez de actriz sos una modelo, como Claudia Sanchez, viste la propaganda, va por todo el mundo, con el marido, lugares finos. Y el juego es medio parecido: bajás las escalinatas (bah, las escaleras) y nadie se da cuenta pero ahí sos una modelo aunque no fumes LM. La costanera Sur marca tu nivel.

Y cuando finalmente tenes que salir del agua, por que te cansaste de nadar apoyando las manos en el fondo, una de las cosas mas lindas es ir a pasear hasta la glorieta y ver la estatua de Luis Viale, arrojándole el salvavidas a una madre con su bebe.Me contaron que era un hombre de la clase alta, que era un tipo de mucha plata, algo así como un pituco y que un barco que iba al Uruguay se hundía y como un caballero, cedió su salvavidas a una madre.Hicieron bien en hacerle una estatua.

La costanera sur esta separada de la ciudad por un cacho de puerto medio abandonado, todo lleno de barracones, donde crece el pasto. Es como un orden que divide dos mundos ciudad, pasto, baldío, balneario: de este lado están los grandes edificios: El correo, el ministerio de Guerra, la Aduana.De este lado el sol, la ciudad deportiva de Boca que hizo Alberto J.Armando (hay una confiteria redonda adonde voy a ir cuando tenga novio, y pueda entrar a un lugar tan fino) el monumento de bronce de Luis Viale arrojando el salvavidas, la vieja Munich donde se pueden comprar cocas y helados laponia por que yo traje plata, y a la tarde voy a ir.

Dicen que el rio esta contaminado, yo digo, esta un poco sucio, pero no me puedo imaginar que prohiban bañarse en este lugar, es como si me dijeran que algún día no va a estar el río, que me voy a sentar en estas escaleras y no voy a ver el río, que va a desaparecer la franja de pasto y edificios abandonados que separan el balneario de la ciudad, que la Ciudad Deportiva va a ser abandonada y que ni el recuerdo de sus paseos quedara, que la Munich sera otra cosa y no va a haber mas helados Laponia.

Yo se que voy a crecer, estoy mas alta, Pero la Costanera Sur seguirá igual a si misma. Por que las cosas no pueden cambiar tanto ¿verdad?

4 respuestas a “Un cuento de la otra. Costanera Sur 1966

  1. Después del exabrupto de Maradona mucha gente dijo que los argentinos no sabemos hablar y sólo podemos darle énfasis a nuetros comentarios con una palabrota. No es así… y este cuento es maravilloso… boluda!!!!

si un arbol cae en el bosque y nadie lo escucha no hay sonido.Comentame que me gusta