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la hermosa paja de la lectura porque si nomás. El caso S. K.


Durante un par de años que durò mas de dos, solo lei a Stephen King. Me compraba un libro tras otro. Era una epoca en la que no habia -o yo no tenia- internet. Una epoca donde habia cortes programados de luz y mis hijos eran pequeños. Un verano me lo pase acostada a la hora del corte, la panza en el mosaico, leyendo It, como una poseìda. No tengo el libro, lo presté y vaya a saber a quien, y que le aproveche.

Hoy cambie, por hoy, como un juego, el aspecto del blog. Y por supuesto, el terror es Stephen King.
Va un fragmento de It, para mi, el mejor libro que te puede acompañar en las tardes solitarias de verano, mientras la vida duerme. Soy una mujer de gustos simples, està dicho.

 

 

El resto es oscuridad.

(…) Asi que te vas y hay un impulso de mirar atrás, de mirar atrás sólo una vez mientras se extingue el crepúsculo para ver ese gran horizonte(…)por última vez. (…)Pero tal vez no sea buena idea mirar atrás; asi lo dicen todas las leyendas. Es mejor no mirar atrás. Es mejor creer que habrá finales felices en todas partes. Y bien puede ser así. ¿Quién puede decir queno existen los finales felices? No todos los barcos que se pierden en la oscuridad desaparecen sin hallar jamás el sol o la mano de otro niño; si algo enseña la vida, al fin de cuentas, enseña que, a fuerza de abundar los finales felices, es preciso poner seriamente en duda la racionalidad de quien no cree que Dios exista.

Te vas y te vas aprisa cuando el sol empieza a descender, piensa en este sueño. Eso es lo que haces. Y si te permites un último pensamiento, tal vez pienses en fantasmas…, en los fantasmas de unos niños(…), jóvenes las caras, si, pero recias…, tan recias que pueden dar vida a las personas en las cuales se han de convertir, tan recias que comprendan, quizá, que aquellas personas en las que se han de convertir deben, necesariamente, dar vida a las personas que fueron, antes deintentar la comprensión de la simple mortalidad. El círculo se cierra, la rueda gira y a eso se reduce todo.

No hace falta mirar atrás para ver esos niños; una parte de tu mente los verá siempre, vivirá con ellos para siempre, amará con ellos para siempre. No son, precisamente, la mejor parte de ti, pero alguna vez fueron el depósito de todo lo que podías llegar a ser.

Por eso: aléjate pronto, aléjate pronto, mientras la última luz se escurre, echa tierra entre tú y los recuerdos, pero no entre tú y el deseo. Eso queda: el reluciente camafeo de todo lo que fuimos y creímos cuando niños, de todo cuanto brillaba en nuestros ojos, aun cuando estábamos perdidos y el viento soplaba en la noche.
Echa tierra por medio y trata de mantener la sonrisa. Pon algo de Rock and Roll en la radio y ve hacia toda la vida que existe con todo el valor que puedas reunir y toda la fe que logres invocar. Sé leal, aguanta.
El resto es oscuridad.

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