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Acusticazo personal


un par de dias previo a mis vacaciones, quiero suspender posteado, comentarios e ainda mais.
Me llevo la laptop, pero solo para escribir la novela.
Me llevo bronceador y palita
Me llevo la idea de bajar el nivel de crispacion personal que me habita todo el año, de leer un par de libros de esos livianitos que se llevan en el bolso (nada de terminar el Ulises, señores)
De ver si me gusta la feijoada, de no hacerme problema por si estoy gorda, ni siquiera de si estoy bien depilada…
¿es que el ambiente no interactua con uno? Si es asi, por ahi puedo pasar de ser electronica a ser acustica, de ser  Hey Hey Ho a ser  Acquarella.
Me llevo la idea de pasarla bien con mi gente. Para no tener sintoma de abstinencia (se que es jodido cortar de golpe) ahora dejare de postear como una poseida, y de leer los blogs amigos.
Espero de mis frecuentadores que cuando esten aburridos y entren en esta pagina lean  mis cuentos que estan bajo el tag «cuentos de la otra» por que son   muchos y no se (de verdad) si hay alguno bueno (salvo La Perla del Atlantico, que para mi es bueno) o son redaccion tema la vaca.
Y a los chicos jovenes que vienen que escuchen si estan al pedo «El palacio del rocanrrol» que en general esta conformado por la musica setentosa mas setentosa que hay.
bueno, me encantaria recibir comentarios  o mail (nildalap@gmail.com) para que cuando vuelva de las vacaciones y pasar de acustica a electronica, saber de ustedes.

eramos tan jovenes

¿usted sabia señor que cuando los cines mueren les ponen lapidas?


La conoci llena de gente vestida de domingo, sin peruanos, ni chinos. Los inmigrantes eran otros entonces.
La conoci con las veredas llenas de gente, haciendo cola.Una cuadra de cola para ver Juan Moreyra, algo comun. Gente comprando chocolates en los kioskos. Sin negocios de ropa ni turistas brasileros. No habia mc.donald y yo iba a la Richmond a tomar un te completo y jugaba a que era rica.
La conoci de chica, frecuencia semanal,con mi familia. Cuando cumpli 15 fui a festejar mi primer año de novia con Jorge, viendo Love Storie y comiendo piza en los inmortales. En Lavalle, la calle de los cines.
No voy a decir que ahora es una calle lumpen o sin magia o berreta o una margot que se volvio esthercita.
No voy a decir que es fea, porque eso es un juicio de valor, y depende de mi estado de ànimo, de la humedad, de la coyuntura. Con tres millones de tipos que te dan papelitos (los agarro todos,los hago un bollo,pero no dejo de agarrarlos, es por el conchabo de los tipos y al final no cuesta nada) . Tarot, asado criollo, ropa de cuero, arreglo de celulares, todos papelitos que yo agarro sin chistar. Salvo el periodico de la Iglesia Universal por que soy buena pero que se vayan a la puta que los pario los pastores brasileros del olio de israel y el camino de sal y la concha de la lora.
La cuestion es que iba por Lavalle, del obelisco a san martin, caminando, agarrando papelitos, mirando ropa berreta y turistas  (advierto rencorosamente que las turistas angloparlantes son altas y flacas , ja) y cuando miro  para abajo¡vualá!, veo que en la vereda/calle (porque Lavalle es peatonal) donde en algun momento hubo un cine, se habia puesto una grandisima placa de marmol diciendo la fecha de nacimiento y de muerte del cine. Una lapida. Una lapida enorme en la vereda que recordaba  esos viejos nombres amados:  luxor, normandi, ambassador, monumental,  select lavalle,muchos, muchos otros: veredas llenas de lapidas de cines muertos. Y en algunos decia la palabra «autor». Ojo, no decia «dueño», sino autor. ¿Que es ser autor de un cine? ¿Es que acaso no  hay sino justicia en esa palabra porque un cine es como un cuento, como un sueño?:
Cines muertos. Cachos de mi vida. Ahi vi El Graduado, entrando sin haber cumplido los 18 en una reposicion, ahi  «Perdidos en la Noche» como 4 veces, por que tenia compulsion a verla. Alla a mi hermano le agarro un berrinche porque queria  ver El planeta de los Simios y mis viejos lo llevaron a ver Adios Mr. CHips.En ese cine, el monumental vi una de palito ortega Fiebre de Primavera, de una pension de estudiantes, porque el chocolatinero era del barrio y nos habia invitado a ir sin pagar y encima nos lleno de helados caros de cine, Laponia helado. Y tambien Mi primera Novia. Y en ese daban de la Mondo Cane y yo habia escuchado que era de sacrificios humanos. Y peliculas italianas y francesas a pasto. Las de Gasmann, por ej.  El cine se dividia en dos aguas:prohibidas y aptas.
Los cines muertos tienen lapidas de marmol en la vereda/calle de la peatonal Lavalle. Ud. tendria que verlo.
Este post es un ramo de flores  que me gustaria dejar arriba de las lapidas de los cines muertos de la calle Lavalle.

textos de otros

picnic extraterrestre. Un fragmento de un hermoso relato de ciencia ficcion


Hoy estaba mentando esta novela rusa, de los hermanos Strugatski, donde hay vacios,jaleas, pelusas, argollas y toda una serie de chatarra de otro planeta y merodeadores que van a la Zona a comprarla para venderla en el mercado negro y muerte y codicia y sexo y vodka y amor y odio.
No hubo tal «visitacion», es que acaso todo fue una parada en el camino?
.La ambicion humana.
La vulnerabilidad de la vida.
las grandes preguntas en formato ciencia ficcion

Un picnic. Imagine un bosque, una pradera. Un coche sale de la ruta y se de él baja un
grupo de gente joven, con botellas, cestos de comida, radios a transistores y máquinas
fotográficas. Encienden fuego, arman carpas, ponen música. Por la mañana se
marchan. Los animales, los pájaros y los insectos que los han estado observando
horrorizados durante la larga noche vuelven a salir de sus escondrijos. ¿Y con qué se
encuentran? Nafta y aceite derramados en el pasto. Válvulas y filtros usados,
estropajos, bombitas quemadas y alguna llave inglesa que alguien olvidó. Manchas de
aceite en el estanque. Y también, por supuesto, las basuras de costumbre: corazones
de manzana, envolturas de caramelos, restos chamuscados de la hoguera, latas,
botellas, un pañuelo, una navaja, periódicos destrozados, monedas, flores marchitas
recogidas en otra pradera.
– Ya entiendo; un picnic junto al camino.

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verano porteño


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que es el verano en buenos aires. Es el subte enconado con uno, encoñado con uno. Constitucion y el puente que anuncia que la estacion esta ahi nomas, con sus miserias y caminar para el parque lezama y ver el bar britanico y las torres de la iglesia griega. Cruzar la avenida que resuma calor, como un humo, la ropa pegada, bajar bajar bajar hacia la costanera. Hacer de cuenta que puerto madero no esta ahi. y ver el rio, marron, con olas, verlo aunque ya no este o tal vez buscarlo. y mirarlo, hasta pulverizarse los ojos.

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Un cuento de la otra. Ambulancia pintada de verde


Nota de la productora del blog: Uno lee Bukowsky y se pone a escribir de borrachos, es asi. En estos dias de vacaciones me mire 30 capitulos casi al hilo de six feet under, la serie de los obitos. Entonces destapo mi lapicera bic azul y me salen muertos de la punta. Tendria que esta viendo una retrospectiva de Happy Days, y podria hacer bellos cuentos escribiria sobre looser principes azules, tipos como el Fonzi,el gran arthur fonzarelli ,para mi bien..

Ambulancia pintada de verde.

Estoy perdida en esta calle. Todo era familiar, hasta que empecé a desconocer los frentes. Y el barrio me se deslizo hacia una ciudad ajena, donde tuve la iluminación de saber que algo no cerraba, que cada uno de esos portales cerrados eran una falsa entrada: una vez franqueados, estás frente a la verdadera puerta de ingreso al terreno de la muerte. Nada de luz blanca al final del tunel, nada de familiares agarrandote de la mano.
Pasas el falso portal y entras a una cripta, un mausoleo, una tumba, a una casa de morirse, con esos desagradables manteles  calados y bordados que alguna vez fueron blancos y almidonados, pero que en su misma blancura avisan de la amarillez que guardan en si, doblados en la punta, manteles de altares de muertos, hechos por bordadoras domiciliarias de la epoca en que las mujeres trabajaban en costura y llevaban «para entregar» grandes paquetes envueltos en papel madera. Solo vez casas de muertos en cementerios vacíos como este barrio, todo gris, como la piedra gris de las edificaciones del cementerio de Avellaneda.
En el aire tormentoso hay olor a calas.
A flores de muerto,  claveles, por ejemplo. Las flores de muerto tapan y duplican el olor de la muerte tapado con formol y líquidos aceitosos y yo perdida en esta calle. Preguntaría a alguien como volver pero no se donde volver, los números de colectivos me son ajenos, las  cabeceras son sitios improbables,( nunca escuche hablar de Parada Estornino, de Estación Belleneuve).
Quiero volver, como Gardel.
Camino y me miro los pies y no son los míos, juro que no lo son. Me hacen caminar pero esos no son mis pies, no conozco las sandalias franciscanas de cuerina que tengo puestas. Jamás me hubiera calzado algo semejante. Acudo al viejo truco de abrir la boca y escuchar mi voz para tranquilizarme, cantarme algo en voz baja, algo familiar, para saber que yo estoy ahí, (es un truco que fue eficaz en mi tiempo de la fiebre del insomnio, me cantaba Faro de los Ahogados, la de Paralamas, y me dormia) pero me sale un graznido de pájaro, agudo, punzante.

Tengo puesto un delantal de vieja, gris, con dos grandes bolsillos. Meto la mano en uno y hay un mendrugo de pan. Yo jamás hubiera dicho mendrugo si no tuviera la mente tomada. Hubiera dicho un cacho, un pedazo, jamás un mendrugo, palabra que solo debo haber leído alguna vez en alguna mala traducción de la editorial Thor, jamás  humano alguno pronuncio en la tierra mía la palabra mendrugo.

Y entonces solo me resta quedarme quieta y llorar acá, la gente se acerca, la gente que sale toda junta de las criptas se me acerca, habla en un idioma que no entiendo, me suben a este artefacto que remeda a una ambulancia, esto debe ser una ambulancia, pero es verde, tiene una cosa roja que da vuelta, y mientras suben a la vieja de delantal, que piensa mis pensamientos y grazna como un pájaro agarrada a un mendrugo de pan, yo sin cuerpo, quedo perdida para siempre siendo solo nada, sin voz.
Sin vos.
zurdaje

Ola de sinceramiento en bloggers en accion.


Como una cosa de esas de fichas de domino que se empujan una a otra empece a leer acerca de autocriticas, criticas a las autocriticas, en definitiva sobre el «pensamiento no unico» en este caso, el «pensamiento no unico de esta vereda» en blogers en accion.¿que sabe la que firma estas lineas de de logicas mediatica, defender o atacar puntuales acciones del modelo k.? Pero del pensamiento monolitico acritico si que sé, simplemente por que vivi mucho.Y no vivi al pedo.
No me gusta lo que yo caseramente llamo el trokismo K. Eso de «estas conmigo o traicionas mi causa»
que la gente pase de decir AMO A CRISTINA, fotos con corazones flechados y esas cosas de la devocion santera . A mi, denme de » este cacho de lo bien esta mal, y esto esta mal, pero esta partecita me gusta». Este gobierno hace las cosas bien, entonces las criticas de buena leche no son «tirando al negro».No puedo pensar que eso es hacerle el caldo gordo a los fascitas o gorilas.
Un ejemplo. En la vuelta de Peron, cualquier gil se daba cuenta que el viejo estaba viejo y achacado. Era Peron, ya se, Muchos habian dado «la vida» para que Peron volviera. Pero ¿no se daban cuenta que como era viejo se podia morir y tenia que tener en la formula presidencial alguien que continuara la propuesta justicialista? Yo tenia 15 años y me daba cuenta. Isabel, digo ¿Peron, Peron, .este viejo se muere y nos deja a esta boluda con el brujo  y nos vamos todos a la real mierda.Como puede ser, estos pibes no se dan cuenta que los estan forreando???
Por supuesto no pretendia entender nada. Estaba en otras cosas. No tenia voz, ni voto, ni sabia demasiado. Pero parece que algo entendia. Digamos, como en el cuento del traje del emperador.
Dicho esto con todo respeto por los compañeros peronistas, hoy justamente, el dia de Tablada, donde desde tempranito el calor me hace acordar aquellos fuegos de muerte. (ja, yo siempre apurada, hable de tablada hace 4 dias…)
Entiendase, yo la banco a cristina y tambien estoy con este gobierno, Pero no viejo, el mesias impoluto  no va  venir. Y gracias a dios, la logica binaria teta buena/teta mala,es una lectura kleiniana y ahora somos lacanianos. El barramiento del gran Otro hace que la fascinacion caiga y uno se tenga que ocupar de sus cositas (este es un chiste de gueto psi, pero es facil de entender) . Nada, me gusta cuando el avispero se revuelve y  vienen las ideas.
Solo en los creyentes, la critica interna puede ser traicion. Los dogmas tranquilizan pero impiden avanzar.

eramos tan jovenes

un pequeño poema de un libro comprado con vueltos en 1970, un autor olvidado o casi.


Ayer me encarajine en encontrarme con un poema que me acordaba vagamente de un libro de rock, crei que se trataba de «Agarrate», que me habia comprado con vueltos de mandados, cuando tenia 14 años. Edad en que las niñas hacian mandados. No como mis hijos, pero eso es otro post.
 Hasta le hinche por mail las pelotas a Fredy Berro, que es una especie de procer de los blogs de rock y que participa conmigo en Magicas Ruinas. Fredy fue a buscar Agarrate a su nutrida biblioteca y del poema niet.
Hoy volvi a la carga y encontre en la hoja de  Dos Potencias, una pagina web tambien de gente que tiene que ver con Magicas Ruinas (dios los cria y el diablo los rejunta) escaneadas todas las paginas del libro, que no era efectivamente Agarrate, sino «el libro de Almendra»:dos potencias. El libro de Almendra copie la pagina del poema de Carlos Marcucci, un tipo que era muy conocido en ese entonces y que paso totalmente al olvido. Pero no totalmente por que yo me acordaba de este poema, tantos años despues, ese poema me seguia hablando.. O sea el olvido, como tal, no existe.Puta memoria del pasado.
Va poema de los setenta.
Soy un incauto.

He decidido al fin que soy incauto
Un gestor de ingenuidades
Un incapaz de todo
He descubierto que sigo francamente confundido
No sabia que Colon no estuvo en la Argentina
Nunca termine el Ulises
El de Joyce, se sobreentiende
Jamas comprendi porque Sartre es admirado
Ni porque es tan larga la Odisea
Me he dado cuenta al fin que soy idiota
Pero comienzo a presentir que debo ser sano
Vigoroso
Hasta diria omnipotente
Porque con tantas veces que confie en los amigos con amnesia
Con tanto sueño que preste para que otro duerma su destino
Con tanto amor regalado con un sello diciendo “muestra gratis, su venta esta penada”
Y lo vendieron
Con tantas palabras que dije sin esperar respuesta
Con tanto gesto realizado o propuesto sin otra contestación que mi reflejo
Aún estoy contento
Me rio de mi mismo
Me siento candidato a primavera
Y fijense que asunto delicado, que cosa para locos
No les conte las veces que me han jodido en esta hermosa vida
Por que esto es un poema.
                     Carlos Marcucci (libro de Almendra/ 1970)
textos de otros

el cuento de Pedro Mairal que me hubiera gustado escribir, el de la Ñ.


Volver a sentir
por Pedro Mairal

Mi mujer insistió tanto que le dije que sí, que iba a ir a terapia, porque se cree que estoy deprimido. Pero la verdad es que conocí a una mujer en Uruguay. Una gorda lindísima que me hizo tanto bien que ahora la extraño. Pienso mucho en ella y sobre todo en la última vez que la vi. No estoy nada deprimido. La que está deprimida es ella. Deprimida y enojada. De hecho estuvo enojada todo el verano. Quizá al principio fue mi culpa, supongo. Hice un chiste estúpido ni bien llegamos a Punta del Este: ella se había comprado unas cremas y me dijo esta crema es para levantar la cola y yo dije en voz baja ¿viene con una grúa de regalo? Quizá no me lo perdonó porque era el primer día de playa y estaba susceptible, insegura de ponerse el traje de baño. No sé. Hace tiempo nos habría causado gracia, nos podríamos haber reído juntos. Pero ya no se ríe de mis comentarios. Está atacada con el tema de la edad, cumple cuarenta y siete este año. Yo no tengo tanto problema, pero ella sí, todo el tiempo mirándose al espejo, lamentándose por cómo le cambió el cuerpo. Yo me quedé pelado y no protesté tanto. La cosa es que se tomó muy mal mi chiste, y no sirvió de nada que le dijera que estaba linda, ni que pidiera disculpas. Me tachó, me castigó con lo que sabe que me jode: no cogimos ni una vez en todo el mes.
Yo empecé a juntar una mezcla de bronca y calentura. Era violenta la calentura. Todo el día rodeado de unas minas increíbles. Ibamos a la playa en Manantiales, porque mis hijos tienen a los amigos ahí. Antes iban amigos nuestros, ahora están los padres de algunos compañeros de colegio de mis hijos, pero no pasamos de saludarnos y hablar un poco de política. La cosa es que entre tantas minas tenía que meterme al mar a cada rato, a enfriarme, me sobraba una energía que me ponía de mal humor, y las pendejas de 17, amigas de mi hija, tomando sol ahí al lado con unos culitos duros y redondos, unas tetitas altas que a cada rato medio se les escapaban de la bikini y yo hacía un esfuerzo terrible por disimular, parecía una momia con anteojos negros sentado en la reposera, porque no movía la cabeza, pero miraba todo, no podía parar de mirar minas y de imaginarme que me las cogía a todas. Una vez me masturbé rápido en el baño del parador. No hacía eso en un lugar público desde la adolescencia. Otra vez no aguanté más y me metí a nadar con bronca mar adentro. Me tuvieron que sacar. Lo que me impresionó fue la cara de vergüenza de mi hijo y mi hija cuando llegué a la orilla escupiendo los pulmones. Mi mujer se asustó pero le agarró por el lado del enojo, cómo hacés una cosa así, mirá si te morís acá, Rodolfo. Esa noche no hablé y al día siguiente dije que me sentía un poco mal así que los llevé a todos a la playa y me fui a Maldonado a comprar una manguera que hacía falta para el jardín.
Maldonado es una ciudad chica, siempre me gustó. Di vueltas buscando una ferretería y de repente una cuadra me sonó conocida hasta que vi el cartel que decía Hiroshima. Era un puterío al que íbamos con amigos en los ochenta. Sigue ahí. Estaba la puerta abierta. ¿Por qué no?, pensé. Tenía rabia. Rabia contra mi mujer que cada noche cuando me quería reconciliar con ella me daba la espalda y me decía estoy agotada. Me sentía tan castrado, frustrado, un pelado calentón que no podía cogerse una pendeja de 17, ni una chica de 25, ni una mujer de 30, ni una mina de mi edad. Me sentía realmente mal y además me quemaba la cabeza esa histeria de la playa, todo ese muestrario de culos prohibidos. ¿Con quién cogían todas esas mujeres? Con cualquiera, menos conmigo. Me quedé dentro del auto, en la esquina. Me fijé que no viniera nadie y me decidí a entrar. Había una tipa barriendo, me dijo está cerrado señor, abre a las veinte. Perdón, perdón, dije pegando la vuelta, y me atajó: ¿A quién busca? Si busca una chica le voy a dar referencias. No entendí bien, hasta que la vi dejar la escoba y anotar algo en un papel, en la barra. Me lo dio y salí rápido. El papelito decía Melanie y tenía un teléfono.
Estaba embalado. Pensé en volver a Punta y llamar después, pero ya estaba dentro de una ola de adrenalina que no sentía hacía tiempo. Yo en general fui siempre fiel. Hace mucho me enredé durante unos meses con una compañera de trabajo –no en la empresa donde trabajo ahora– pero después lo cortamos de mutuo acuerdo, y nunca más. Después me porté bien. No me quiero justificar. Esto lo hice porque quería. Quería estar con una mujer desnuda, sentirla contra mi cuerpo, no me importaba si tenía que pagar. Llamé desde un locutorio y una voz de mujer muy dulce me dijo que atendía en su casa, que trabajaba sola, me dio la dirección y me pasó la tarifa por una hora. Calculé que eran sesenta dólares en pesos uruguayos. Le dije que iba para allá. No quedaba lejos. Pasé dos veces por la puerta manejando despacio, mirando la casa de una planta, con las persianas bajas, sencilla. Dejé el auto a dos cuadras y toqué el timbre. Me abrió una gorda de ojos verdes, me hizo pasar con una sonrisa, medio tímida. Tenía el pelo negro, largo y suelto. Soy Melanie, me dijo. De entrada me gustó, era de esas mujeres gordas con forma, con buenas curvas, pulposas pero con cintura angosta. Me hizo pasar al cuarto, nos desvestimos y nos dimos con todo durante un rato. Era la una de la tarde y yo cogiendo en Maldonado. Pero me dio una felicidad enorme. No sé cómo explicarlo. Me sentí tranquilo, aliviado. Melanie era cariñosa, me trataba bien, me ponderaba, me hacía sentir como un hombre. Daban ganas de hacerla ir a mi mujer para mostrarle y decirle ¿ves lo fácil que es tenerme contento?
En casa decreté que día por medio no iba a ir a la playa sino a jugar al golf, y además solo, o a tirar pelotas. Cargaba la bolsa en el baúl y me iba a pasar una hora con Melanie que después de vernos un par de veces me confesó que se llamaba Mónica, que era viuda, que había trabajado de noche en el Hiroshima, que todos los días a las diez de la mañana lo llevaba a su hijo a la colonia de vacaciones y algunas tardes trabajaba de ayudante en una peluquería. Yo por mi lado le dije toda la verdad. Le conté todo de mi familia, la pelea absurda con mi mujer. Hablábamos, cogíamos un rato y después yo me iba. Al día siguiente iba a la playa, feliz de la vida, sereno, mirando a las chicas pero sin bronca, disfrutando la vista, juntando ganas porque sabía que la veía a Mónica al día siguiente. Era muy linda. Esas morochas blancas, con unas tetotas enormes, un culo carnoso que era una fiesta total. A ella le convenía la hora, y a mí también. El acuerdo era perfecto. Un mediodía llevé pollo con papas fritas de una rotisería y almorzamos en su comedor. Me empecé a quedar un poco más de una hora, a veces dormíamos una siesta hasta las tres. Era agradable estar en su casa, tan lejos del cotorreo de la playa, de mi mujer quejándose por la mucama, de mis hijos pidiéndome plata. Esto era otro mundo, más simple, más lento. Un día estaba su hijo porque tenía un poco de fiebre, así que sólo tomamos mate en el patio, no hicimos nada y no me importó, me habló de sus plantas mientras el hijo se acercaba y me dejaba autitos en las rodillas.
El último día que la vi a Mónica, amaneció el cielo cargado con unos nubarrones negros y truenos. Mi hijo había llegado de madrugada, borracho, y el auto estaba chocado, no mucho, pero con el guardabarros rozando la rueda. Lo reté, pero él no sabía que mi bronca era por haberme dejado sin auto justo ese día. Agarré solo tres palos, una madera, un hierro y el putter, me los até a la espalda con una correa y me subí a la motito de mi hija. Rodolfo vos estás loco, hay rayos, decía mi mujer y yo le decía que el golf últimamente era lo único que me hacía feliz. Por el camino me agarró la lluvia, primero suave, después un chaparrón que me ensopó. Antes de llegar me quedé sin nafta y tuve que caminar empujando la moto hasta una estación de servicio. Empezaron a caer rayos y yo con los palos a la espalda tenía miedo de atraerlos, pero seguí. Quería estar con Mónica. Cuando me vio llegar, sonrió y trajo una toalla sin decir nada. Me saqué la ropa mojada y nos metimos en la cama. Puedo decir que algo pasó. No quiero exagerar, ni sé explicarlo bien, pero sé que los abrazos tuvieron otro significado esa tarde. Aunque no dije nada, ella entendió que no nos íbamos a ver más. Afuera diluviaba, Mónica me pasaba muy suave la mano por la cabeza.
Sabía que eso me gustaba. Después me trajo ropa seca de su marido que había sido jardinero y había muerto electrocutado con una máquina de cortar pasto. Sobre una silla me dejó una camisa y un pantalón. Me quedé un rato con ella en la cama, sentí su respiración distinta cuando se quedó dormida y me levanté. Me puse de vuelta mi ropa mojada y le dejé la plata en la mesa de luz. Se despertó un poco y nos dijimos chau con un beso. Le dije que no se levantara y me fui. Al día siguiente volvimos con mi familia a Buenos Aires. Cuando salimos del ferry en Dársena Norte, en la puerta de Buquebús, unos manifestantes contra la papelera uruguaya nos tiraron huevazos que chorreaban por el parabrisas del auto. Yo, antes de saber de qué se trataba, sentí que me lo merecía, sentí que me estaban escrachando a mí. Pero bueno, uno después se acomoda otra vez a su vida. Por eso digo que no estoy deprimido, pienso en Mónica nomás. Supongo que ya me voy a ir olvidando. Lo que tengo claro es que no voy a hacer terapia. Aunque quizá le diga a mi mujer que voy a ir a terapia, así puedo aprovechar para salir y estar solo un rato.