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si algo ha cambiado, eso es nosotros: el otro cambio los que se fueron.

mis fotos personales, mi video personal, la musica que yo le elegì, mi recuerdo del dia que Kirchner partio y yo elegì ser una negra de mierda.

(publicado en el blog elojocondientes, octubre/2010) A la hora en que llegué a la plaza ya habían entrado los de la vigilia, los dolientes de la noche y yo me había comido varios sapos.

La mañana me empezó en el laburo cuando las recepcionistas me recibieron como después de un día feriado. Nada de caras compungidas. El termómetro del dolor popular daba gélido. Se habló algo de micros del sindicato, del trabajo a media máquina de los municipales (somos) en ese día. Un dolor ajeno, como suponete un temblor en Paquistán. No les incumbía ni para bien ni para mal. A mi sí me incumbía, entonces agarré mis cosas y me fui. Sola.

Tren a Constitución y subte. Los días de movilización hago el gesto de no pagar el pasaje, de ir en el mismo andén que aquellos que portan banderas y cañas largas tacuaras. Me gustan las multitudes, no  tengo pánico pequebu. Si no más bien todo lo contrario. Paso molinetes abiertos y me meto en un subte repleto. Saco alguna foto. Alguien cree identificarme por algunas pistas (¿la maquina digital, la cartera de cuero, muy blanquita quizá o simple cuestión de olfato?). Cree saber que aunque subí con ellos no soy ellos. Entonces me empieza a hablar, fastidiada la señora, de que había sacado pasajes, y no hacían falta. La mina buscaba cómplices, y yo terminé traicionándola. Me pregunta si estaba haciendo un documental, porque  la foto de la congestión humana del vagón. “Viajamos como sardinas” dice. Respondo con una sonrisa. Y sigue: “Yo no se a que va la gente, si Chiche dijo que el cajón está cerrado. Y que por ahí ni siquiera esta Kirchner adentro”. La miro raro y le digo fuerte, señora no escuche a Chiche que es un facho de mierda. Y la gente va porque hay que estar donde hay que estar. Creo que todavía no entendía que yo era de ellos, de los negros. Y sigue: “Yo no discrimino por bandera política (dice),ni color, ni raza. Yo lo escucho a Chiche por que es gracioso”.

Me acerco a un compañero trabajador, rogando  que le agarre vergüenza, que empiece a pensar que le puedo robar el celular o su conciencia, o la tierra de los zapatos, como decía Benedetti de las viejitas democráticas que porque escuchan radio Carve le tienen miedo al cambio.

Esperaba otra cosa, yo. Uno tiende a confundir su recorte de la realidad con la realidad. Y eso es peligroso. Entonces abandono toda esperanza y les cuento Yo vi dos microcentros. En uno, mucha gente (para que ahondar en un dato remanido) con rosas (cinco pesos las dos rosas), carteles, personas haciendo colas para acompañar, para respetar. Vi funcionarios de poco nivel con sus trajes con hombreras y unas caras de garca que daban pavura, tratándose de hacerse ver. Vi pibes universitarios y pibes pobres, caras de indios, de empleados públicos, de viejos a los que les paso de todo, de gente que recién empieza, cara de estudiantes de sociales, cara de obreros de sindicato. Todo. Ahí había respeto, ganas de participar y cuidado que no les colaran en la línea para entrar. No ví (la hora no era fausta para ello, los de la noche fisurados habían entrado y la mañana florecía en todo su esplendor) el dolor que abruma, pero sí caras de compromiso, de aquí estoy hermano, hermana Cristina, te bancamos.

El otro microcentro estaba a un par de cuadras. Florida y Diagonal, un día mas, gente que no parecía anoticiada de nada.

Esa sensación de irrealidad que te agarra siempre que salís de un velorio. Vos con tu pena y el mundo sigue andando. Y entonces todo te parece irreal, como si estuvieras en un pasillo equivocado. No entendés.

Digo que la hora no era propicia para el dolor popular, con ese sol y esa gente, oh, lonely people que cree que la política es un asunto ajeno. Ellos, argentinos. Yo hoy elijo ser una negra de mierda y miro en la tele el dolor que busqué en la plaza.

 

4 respuestas a “si algo ha cambiado, eso es nosotros: el otro cambio los que se fueron.

  1. Hola.

    Tus palabras me hicieron revivir algo que no pude vivir en carne propia. Fue un tomarme del hombro y decirme: vení que por acá está la cosa…

    Aquel día no tuve cerca a nadie así y mis fobias sociales de clase media me impidieron salir a buscarlo en la calle.

    No fui al velorio de Néstor porque no me gusta el culto a la personalidad. También detesto a los funcionarios de nivel medio y de escasa moral que sostienen sus sueldos con alcahueterías y condescendencias de toda índole.

    Me perdí el velorio de Néstor por prejuicioso. Por ser esta especie de lumpen intelectual que de pendejo se emocionaba siendo la patota de un viejito radical pensando que era cierto, no más que la bandera rojinegra era por el sandinismo.

    En ese tiempo también leía a Cortázar por más que Germán Rozenmacher me había secuestrado desde chico con esos ambientes judeomelanco de sábado a la tarde en el Once..

    Pero tus palabras lograron gambetearle a todos esos prejuicios y repercutieron directamente en mi historia. Una historia de padres laburantes. Una madre que aborrecía de su chaqueñidad gritando contra los negros de mierda. Una madre que se enorgullecía de haber saludado a Perón en el velorio de Evita y que lloró, eso sí lo ví, aquel 1° de julio cuando murió el General.

    Tus palabras pegaron en el centro de mi contradicción. Y está bien que haya sido así, cumpa. Te agradezco, si es que cabe el término, por ddecirme un poco por dónde viene la mano…

  2. Una pareja amiga censaba ese dia. Se enteraron ahi, y fueron despues los encargados de informar a quienes no sabian. No se encontraron con ningún miserable, solo con mucha tristeza y alguna sorpresa inocua. Terminaron, subieron al cochecito que se habian comprado (ella de tres meses) y viajaron de Sancle a BA para pasar la noche en la plaza en buena compañía. Se cruzaron Filmus, no vieron a ningun pinche o no lo reconocieron, no importa.
    No habia culto al personalismo en la gente que se acerco desde la mañana sin importarle la hora propuesta, ni esa noche ni las que siguieron. Ni en los que dejaban papelitos en las vallas. No estuvieron para levantarle un marmol a nadie, o menos un bronce (como el infeliz al que se le ocurrio hacer ese adefesio con el Che en Rosario -el Che y bronce, ¿que mezcla es esa?-). Y el peronismo no tiene el monopolio del endiose del Tata Dios de turno, ni de mirar para otro lado cuando llega la hora de tragar sapos.
    No soy peronista, nunca voté a Nestor (ni siquiera en 2009), no cierro los ojos a sus gambetas políticas que fueron el pan de cada día para seguir avanzando. Lo perfecto es enemigo de lo posible, acabo de releer por ahi… y exigirlo a los gritos es la herramienta (otra) de la antipolítica cómplice.
    Leo los tweeteos de los garcas y sus empleados y me pasa lo que a vos, Nilda, me hace mal. Pero no son más que antes, y hoy solo repiten aquello de que el finado era el que valia, no la yegua y el entorno (como si en vida no lo hubieran puteado sistematicamente). El 8N va a ser nauseabundo, pero con nausea y odio no se construye nada, y, en definitiva, ¿cuantos juntaron en el monumento a los españoles en 2008, o en las Blumbereadas? ¿Y cuantos juntaron este año? ¿De que va a disfrazar Moyano a los suyos para hacer numero, si el 13 apenas mando un camioncito para no asustar a sus nuevos amigos -es un decir-?

    Nos vemos en diciembre en la Plaza. Abrazote.

  3. Usté sabe que estoy más que orgullosa de ser su amiga, no? Y tener el lujo además de leer a Eduardo y a Luis en los comentarios……Pa qué voy a agregar algo más, si compartimos hasta el sentimiento de un día como hoy.

  4. sentí algo muy parecido el 9/12/15. Me tocó fiesta de egreso de mi hija en el Pellegrini. Yo feliz como padre y tremendamente angustiado como ciudadano. Encima la zona pellegrini es regorila…Gente que casi se reía de la yegua y su partida, en fin.

si un arbol cae en el bosque y nadie lo escucha no hay sonido.Comentame que me gusta