No es la primera vez que me pasa, es como la cuarta ¡y nunca deja de asombrarme!!! No me agarran mas. Quedo diciendo banalidades sin profundidad y sin ningun beneficio.
Cuando se es ajeno a un campo, en general no se le supone precariedad. Pero si.
Me estoy refiriendo a lo que uno dice y coagula en una nota periodística, cuyo decir (mio en este caso) queda como «para siempre» -es decir hasta que ese papel sirve para envolver huevos, o en el caso de lo «virtual» queda sepultado por la avalancha de otras informaciones.
Fui jefa de un servicio que atendía adictos: En ese caso era una referente del espacio publico de salud en el tema. No una sino varias veces fui entrevistada. En los mejores casos personalmente. Siempre tuve infinitas reticencias para «entrevistas por telefono» donde el interlocutor (un periodista, casi siempre muy joven) tenia sus propias ideas consolidadas sobre el tema que me venia a preguntar y la mayor parte de lo que decía yo estaba destinado a desarmar ese apriori. Ponele «el flagelo de la droga», idea que es absolutamente ajena a mi encuadre del asunto, por poner un ejemplo entre miles.
Si lo decís de otra manera, decís otra cosa. Y cuando un periodista dice que dije algo que no pienso, o de una manera en que yo jamas lo diria me jode.
Por eso es bueno tener un blog. Puedo decir muchas boludeces, pero de todas me hago cargo. Es a mi costo.
En todo pero todos todos los casos en que fui entrevistada, pedí que antes de que fuera publicado lo que decia darle un vistazo para ver que no se hubiera deslizado un error, ya que no es lo mismo el código de lo que se escribe al de la oralidad.
Nunca me mandaron nada, ni antes de publicarlo, ni despues. Incluso me han filmado para trabajos de la facultad (sociales, comunicaciòn): En mi puta vida recibi una devoluciòn, el link del youtube, algo.
Hace un par de meses me llamo una periodista de Telam para preguntarme sobre los tipos de 30 que viven con los padres. Le ofrecí un encuentro para hablar de eso, pero no: quería hacerme la entrevista por celular: Le dije que de ninguna manera, que si estaba tan urgida, me mandara algunas preguntas y yo le contestaba por mail.
La cuestión es que no me mando unas preguntas orientadoras sino un cuestionario ancho y ajeno, un laburo para investigar estadísticas, y otras dimensiones bibliograficas, que de yo ponerme a escribir, tendría que haber dedicado unas semanas y podía tener material para armar un seminario. Una falta total de respeto. También pensé que eso podría haberlo hecho ella como periodista: una investigación sobre el estado del asunto en la bibliografia. Pero no: llamaba a un par de gilas que por teléfono le tenían que dar data para escribir una nota. Mala mía haberlo hecho en esas condiciones.
Le conteste un par de cosas y le pedí que me mandara el material, para verlo y hacerle las correcciones en referencia a lo que yo decía: Jamas lo hizo, jamas. Ni siquiera un agradecimiento. Me dejo -como te diría- como en un cuento de una renga que la dejaban colgada de un árbol (no te lo voy a contar, es una guarrada)
Hoy me encuentro con la nota, en la net. Por supuesto todo esto gratis, La periodista no investigo nada, solo hizo un llamado telefónico, rompió las bolas y no tuvo la menor cortesía, con esta servidora «experta» (?).
Aprendí de la experiencia: si queres que te cuente algo para hacer una nota, te venís a lanus, adonde me quede comodo a mi, me garpas el café y te dedicas una hora. Y si te pido que me mandes el material crudo, me lo mandas . No quiero leerme otra vez diciendo naderias que podría haber dicho mi peluquera, para cumplir con una entrega de una periodista que no soy yo.
A nadie del palo le puede extrañar esto: A mi, dejenme indignar un poco. Ja.