García Márquez situó Macondo, aparentemente, en una pequeña península que tributa su extensión al mar Caribe. Quizás la localización geográfica se relacionara con aquello que tradicionalmente, y de modo peyorativo, se entiende como
espíritu caribeño; quizás la intención fuera transmitir una idea de inaccesibilidad, de encierro. Macondo se constituía así en un microclima, un poblado endogámico, destinado a la incapacidad para trascender sus propias fronteras. Podríamos, pretenciosamente, trazar un paralelo con el realismo mágico que en no pocas ocasiones trasunta y transpira twitter argentina. Mi
taimlain, por lo menos, que no pretendo arrogarme la omnipotencia de un relevamiento twittero nacional. Aquello que se señalaba para las oposiciones antes, un desanclaje preocupante respecto a la realidad, sobrevuela hoy a cierto kirchnerismo emocional, volcado decididamente al realismo mágico frente a la angustia que provoca observar la pared económica con la que nos enfrentamos. Existe también una pared política… no, más bien un ring, en el que el oficialismo pelea, limitado por las cuerdas y las reglas del juego político, que no permiten a esta altura ampliar el marco de alianzas al que el gobierno pudiera apelar.
Aprovechemos entonces este fin de semana de pánico y locura en Tucumán (?) para debatir algunas de las geniales ideas que pude leer en mi taimlain twittero. Allí van, regocíjense:
1. Salir a quemar silobolsas.
2. Apelar a la solidaridad y conciencia nacional del empresariado vernáculo.
3. Acabar con las cuevas financieras de la City porteña.
4. Seguir criticando a la oposición política.
5. Destruir al monstruo Clarín.
Vamos con la primera: quemar silobolsas de soja a lo ancho y largo del país. Una propuesta, como podemos ver, bastante razonable y sensata. Práctica, sobre todo. Ya lo dicen las paredes: la única silobolsa que ilumina la economía es la que arde. Si el Papa tuviera silobolsas, liquidar el stock sería legal, como cuando los Illuminatis liquidaron a Juan Pablo I. Por fisgón, qué tanto. Plantea, esta propuesta, algunos desafíos en lo que a logística se refiere y aquí propondremos soluciones. El primer desafío, por supuesto, es conseguir los voluntarios. No debe ser tarea difícil: desde 678 se plantea la idea y se pide a los interesados que respondan a un hashtag tuitero/facebookero. #AguantenLosQuemeros puede ser, hablando en algún momento inocentemente de la campaña de Huracán en el Nacional B. Ejemplo de respuesta: “Si quieren leña, ahí tienen silobolsas #AguantenLosQuemeros”. O“Ni un Huracán apagará el incendio de las silobolsas #AguantenLosQuemeros”. Nunca jamás ningún juez podrá conectar a los arde-soja con ningún usuario de redes sociales. En otro orden de cosas, hay que proveer con chalecos de kevlar a los quemabolsas, para cuando el chacareraje cipayo, entreguista y venderiquezasdelsuelodelapatria aparezca montado en sus John Deere con Uzis e Ittacas. En tal casos nuestros trabucos naranjeros serán insuficientes; convendría quizás utilizar avionetas para fumigar de nepalm los suelos gauchos. Muchas vaquitas arderán, claro, pero debemos recordar que no son de nosotros como las penas. Mientras, en Twitter podríamos traducir la batalla campal a la batalla cultural con HTs como #ArdePapi o #BurnBurnBurnMotherfucker #WeDontNeedYourSoja #LetTheMotherfuckersBurn. Aquí me apuntan –¿quién? – que la sangre de los kirchneristas críticos podría servir como catalizador del fuego que purifique la avaricia silobolesera. Abonemos también el suelo de la patria para futuras cosechas con el elixir de vida de los tibios. Moción aprobada. ¿Cómo reconocer a estos infames traidores? Fácil: son los que escriben muchos “sí, pero…” o aquellos que señala la revista Planta. ¡A por ellos!
Para apelar a la conciencia nacional de nuestro empresariado precisamos organizar cadenas de oración twitteras. Es imposible de ese modo que el espíritu de solidaridad no penetre los corazones sensibles del establishment. Claro, habrá quienes pretendan que las penetraciones sean de otro tipo, del orden de lo carnal y en referencia a la introducción de objetos varios en sus diversos esfínteres, de preferencia el anal. Bárbaros, las ideas no se matan y ya avisó Alfredo Olmedo cómo tiene sus ideas y orificios. En caso de que las oraciones sean insuficientes entonces para escarmentar (sic) a los banqueros, el siguiente paso será regular el contenido de revistas como Gente, Noticias o la revista Hola!, y prohibir la cobertura de fiestas y el showroom de estancias y casas veraniegas varias. Sólo imaginen a Jorge Brito organizando un happening en su chacra, listo con mate y termo para las fotos telúricas y folclóricas, ¡y no aparece ningún fotógrafo! ¡Se cuelga de alguno de sus pinos importados de Japón! ¡Comienza a sacarse selfiesy subirlas a un fotolog para alimentar su adicción farandulera.
Respecto a las cuevas financieras de la City porteña, es una verdadera lástima que ya hayan pasado las fiestas de fin de año: podríamos haber adornado los arbolitos de la calle Florida con las entrañas chorreantes de los (fondos) buitres.
Dejemos de lado, finalmente, las críticas a personajes como Melconián, Prat Gay o Victoria Donda. Ya los atenderemos cuando sean Presidentes debido a su indudable carisma y liderazgo. Vamos a lo más importante de todo esto: la crítica de medios. El arma más efectiva con la que cuentan las huestes revolucionarias posmarxistas para enfrentar el ínfimo poder mediático del capital concentrado. 678 o muerte. Venceremos. Para destruir al monstruo obligaremos, mediante DNU, a los periodistas de Clarín y LA NACION a escribir ensayos sobre actualidad que compilaremos y utilizaremos para equilibrar nuestra balanza comercial con China, cambiado estos libros por trabajadores esclavos del gigante asiático. Mataremos así tres pájaros de un tiro: 1) repoblaremos la Patria, incrementando nuestro mercado interno; 2) Los orientales-argentinos (as in african-american) pondrán luego supermercados que abaratarán la oferta debido a la competencia y 3) los líderes del PCCh tendrán material de sobra para reír una vez que lean las conclusiones políticas de intelectuales de la talla de Roa o Majul. Sea también por la felicidad del hermano pueblo chino.
Organizar las milicias de las redes sociales, compañeros, es la demanda de la hora. A punta de menciones y etiquetaciones en Facebook obligaremos a Coninagro y demás entidades rurales a liquidar el stock, pintar escuelas y realizar trabajo voluntario en villas de emergencia. La victoria está cerca, ya que las masas twitteras han reconocido la importancia de abandonar la batalla cultural para encarar, esta vez sí, el tramo revolucionario que implica la batalla en el terreno del realismo mágico. ¡A por los teclados!