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Viñetas conurbanas. Un cuento de la otra.


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                     Pinta tu aldea y serás                      universal

 

Cada tanto Lorena cambia de piel.

En el polimodal se había puesto  muy guaranga, siempre rodeada de esos moscardones que la sobrevolaban con apenas  unos tristes pelos largos de algo que no merecía llamarse barba

Ella y ellos se componían el look, pobrecitos, con ropa comprada con plata de los padres, siempre escasa,  y una actitud desafiante, sostenida y banal. El mas deseado por las chiquilinas   era un tal Christian Almazán, que pintaba para lider de algo, de cualquier cosa, unas ínfulas que hacían creer, basicamente a él mismo, que se iba a comer al mundo en tres mordidas. No fue así, claro: es padre de un varoncito de mas o menos ocho años, al que casi no ve porque la madre se juntó con otro que es celoso -y que si no me equivoco era amigo del Christian- , y él no le pone mucha garra al asunto. A los treinta vive con la abuela,  de changas. Anda por el barrio ofreciendo  instalación de cable trucho, con garantías. Si te viene Cablevision  a cortalo, ofrece un mantenimiento gratuito; el Christian lo pone de nuevo, sin cobrar. Tengo la tarjetita ¿ves? Tiene un facebook, ahí esta la propaganda. Nuevas tecnologías, si. Mirá: CABLE PARA TODOS EN SANTA ANA.

Me gustaría haberle pedido que se arremangara el vaquero para ver si seguía teniendo el tatuaje casero con la L de Lorena empernada a la Ch de Christian, hecho sin maquina de tatuar, simplemente con una bic, como se hace en las cárceles y se acostumbraba en el barrio antes. Antes de que mas de los necesarios,  como una ola contagiosa, se pusieran de aprendices con tatuadores de verdad, con desparejos resultados.  ¡Ojo! me cuentan que uno de acá, que limpiaba en la verdulería que esta llegando a Pasco, tatúa en la Bond Street y que se fue a Bali a una competencia internacional y con el premio pagó el viaje, tanta fe que se tenia, se habia adeudado con la tarjeta de unos tios. . El talento es como el polvillo,  penetra donde le dan oportunidad. Por ahí el Christian se hizo una calavera encima, o se tatuó el nombre del pibe. Santino o Rodrigo, no me acuerdo. Yo me tuve que pelear feo con la Lore para que no se tatuara La Renga en el hombro y nunca me lo agradeció. ya se sabe que si hay animal jodido, ese es la hija mujer.

Te estoy hablando de la época de la Lore en el polimodal, con el uniforme tan intervenido que  semejaba un remedo del original, la pollera enrollada y corta, medias de nylon y arriba las medias tres cuartos obligatorias y en vez de mocasines, borcegos,   y la corbata tan floja y caída como una pashmina flaca. Y todo lo negro: uñas pintadas de negro y mucha  mascara de pestañas, como Cristina Kirchner en la primera época, y  delineador arriba y abajo. Y el pelo tupido, negro. atado como pedían en Santa María Goreti,  pero enrollado de tal manera que le quedaba como un penacho de ave del paraíso arriba. Cada tanto, los viernes,  se ponía papel crepe y se dejaba una crencha verde o violeta. En el colegio no se lo permitían y le mandaban notas. Yo sentía que no podía hacer nada, que si estiraba mas la cuerda, era para peor, entonces me dedique a hacer la plancha y a rogarle al Gauchito Gil.  Igual termino la secundaria, no se como. Se ve que el Gauchito es eficaz.

Todo ese amor por el Christian, que podría haber finalizado con drama, o con un pibe adentro, se diluyo sin pena ni gloria, creo que ahora ni se saludan, como si no se hubieran conocido.A mi eso me mata y no es por que lo quisiera al chico, cruz diablo, no. Yo lo veo como darle la espalda a la vida que tuviste. Un  día le pregunté y me dijo que era por haber crecido, que ya no tenían nada que ver y a continuación me cortó con que no quería mas mate y cerró la conversación

Será, pero ¿es tan fácil olvidar los amores? Esa no es hija mia. Sera cosa por parte del padre. De los Sanchez, toda gente asi, deshacida de los afectos. Muchas gracias por los servicios prestados y a otra cosa y si te visto no me acuerdo.  Por ahi es una manera de largar lastre, de no cargar con tantas cosas por la vida. Quiza hace bien  En la época del Christian yo le encontré una petaca de bebida blanca en la mochila y me asuste bastante. Pensar que ahora no le puede faltar la botellita de agua mineral, hay que estar hidratada, te dice.

Christian , sospecho que también tomaba demasiado y te diría que no dejó , le vi un color raro, ese que anuncia que en diez años, veinte años,  va a estar violeta por la cirrosis.

Pero la Lore,  cuando tuvo que buscar trabajo se calmó. Mudo la piel.  El certificado de titulo en tramite,  aun con dos previas  (Problematica social contemporanea y Practica Contable) le sirvió entrar a trabajar en una empresa  que tercerizaba la limpieza en todo un rascacielos, un edificio vidriado y enorme en Puerto Madero, Pagaban bien y siempre es infinitamente menos humillante que haber hecho el esfuerzo de hacer la secundaria y terminar limpiando casas. Yo hubiera podido hablar con el del sindicato del hospital pero era un ladròn y ademas ella encontró trabajo enseguida.

La Lore  servia el refrigerio en una oficina Tuvo suerte, entró para limpieza,  y como era de aprender rápido y habla bien mi hija, paso de la aspiradora al office en un santiamén, y su función era permanecer a disposición del café y las bebidas frías, siempre sin alcohol, para los break – el refrigerio-del personal    Al principio fue invisible, la pollera negra, la camisa blanca, unos zapatos negros que le daba la empresa, hasta que fue sacando del salario lo suficiente como para comprarse en la Salada ropa trendy.

Por si no sabes, y para hacertela corta, traducido seria “ropa de ejecutiva junior de multinacional”. Para mi no era que le gustara la ropa en si misma, era su afán de parecerse a las otras, si querés llamalo envidia, pero no me parece exacto, es una forma de aprendizaje, que se yo,  la verdad es que para mi esa ropa no le asentaba, era como una parodia mujer de cuarenta años que esta de vuelta, calzada en chicas de veinte que no da que quieran estar de vuelta porque no fueron a ningún lado.

La Lorena vestía su invisible uniforme –ahora que lo pienso, hubiera estado perfecta para repartir folletos  evangelios casa por casa- mientras con media sonrisa servia y levantaba breaks. Y así como los albañiles de obra  llevan un bolsito con la ropa para adecentarse después bañarse, un día pasado cargando ladrillos, ella llevaba y traía en su bolso trucho dolce y gabana  ropa de egresada de la UADE ,.para salir de Madero y antes, quedarse un rato sentada mirando el pedazo de rio que tajea el puerto fumándose un cigarrillo finito, o comiendo ensalada del tuper que yo le hacia cada dia.

En esos tiempo, te estoy hablando de cinco años atrás, conoció a un contador, uno de treinta, de otra empresa y pasó como un año antes de decirle que trabajaba de limpieza, el tipo creía que hacia trabajo rutinario cargando no se que,en no se que programa. Cuando lo supo la dejo, días antes de traerlo a casa para un asado, su cumpleaños de venticinco. Creo que fue mejor , se ve que era un tarado, que vivía en un departamento de dos ambientes en Parque Patricios como si eso fuera mejor que nuestra casa con fondo en San José. Los de la capital creen que acá estamos con las flechas y los arcos, aunque vivan en Constitución apretados como sardinas y sus barrios sean mas peligrosos que Lomas de Zamora..A mi no me engañan.

Lorena no pudo superarlo , el asado no se hizo y después de una semana pidió el pase. La mandaron a limpiar la cocina de un hospital –la supervisora le tenia pica- y  renunció.

Se dio una seguidilla donde las amigas del barrio empezaron a tener hijos y fue madrina cuatro veces. Y en ese universo de críos se le puso que podía  ser maestra jardinera. Ahora está por terminar el terciario en Adrogue. Primero tuvo que dar las previas y volvió al colegio de las monjas –casi no quedaban monjas- de Goreti. Y ahí le dijeron cuales eran las mejores opciones y ahora combina la ropa de otra manera. .Y consiguió unas horas -bastantes- en un colegio privado de Burzaco. Yo la banque un tiempo, teniamos un canuto para emergencias que estuvo bien usado y parece que Sanchez tambien puso lo suyo. Era hora.

Yo la miro pensando que pensará mientras hace una pila de ropa para regalar a los pobres, y la ayudo a recortar en goma eva unas figuritas para la clase que tiene que preparar para los nenes en la práctica de fin de año, la de cierre. Buenas notas.

Un día de estos me voy al gauchito, para pedirle de nuevo. No soy de joder mucho -los santos tienen tantas cosas- por eso ,creo que me escuchan.

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my best: los cuentos de nilda.


pobre publico cautivo, Pero como dicen los que saben, ud. apreta el dia y cambia de canal. Es que revisando los cuentos para el concurso de cordoba volvi a leer la joya del atlantico, ya recontrapublicada en el blog. Le pegue unos cambios, el precio de las milanesas, el destino de Callejeros, y algunas otras boludeces. Es my best, sin duda alguna.

La Joya del Atlántico

See That My Grave Is Kept Clean- Blind Lemon
A Silvia Giglia, nobleza obliga.

Usted me dice su nombre, y yo me la veo esa madrugada pisando la arena húmeda y parándose con dificultad. Junto a su huella en la arena, un vaso extralarge de plástico con restos de jugo y alcohol, culo para arriba, y era la luna cuando está dejando paso a la mañana, después de toda una noche siendo farol, alta en el cielo.
Ella calzándose el buzo, que antes fue almohada. Sacudiéndolo, frió y aun mojado, pero necesario a esa hora, tan hostil como puede llegar a serlo la madrugada en una playa, agonizando marzo, para cubrir la desnudez de un top de brillos.
¡o pasaba por ahí, y a lo lejos la miraba.¡Ja! No me voy a hacer el paseante casual, en esos tiempos era lo único que podía hacer: no paraba de mirarla. Se que durmió un par de horas, se habia sacado las sandalias , seguro con ganas urgentes de piyar, gusto a muerto en la boca, el pelo desgreñado y yo le vi el gesto de aquellos que saben que a nadie le importaba su suerte. Lo conozco del espejo, de cuando me afeito.
Si esto no fuera la provincia de Buenos Aires, sino una serie yanqui de forenses, el vaso nos podria dar alguna pista de lo que paso la noche esa, pero yo por la pinta de drogada que ella tenia, no creo que recordara mucho. Es posible que no recuerde nada, y solo yo vuelvo y vuelvo a eso. Y ahora Ud. que viene a preguntarme. O vos, ¿te puedo tratar de vos,no? Vos también tratame de vos, no soy tan viejo, lo que pasa es que estoy un poco hecho percha.
Lo que te estaba diciendo, vos venís, Es la sincronía. Eso gobierna a este mundo y al de arriba.
Te voy a contar algo, total no sos de acá, ni va a ser, y me caes bien, y hasta por la edad que tenés, podrías ser hijo mió. No, no tengo hijos.
Yo la amaba. Nunca tuve ni un vinten para entrar al Caribean, (igual no hubiera querido, pagarle hubiera sido como escupirla) pero cuando cortaba el pasto, la veía y me sentía mejor persona. La amaba desde el primer día, con su ropita de los coreanos y esos ojos que eran más tristes que ninguno.

Vi mas. La vi subir el medano, dejar atrás a las olas llorando, gimiendo como lastimadas, dejar atras el silbido del puto viento y refugiarse donde no todo fuera abertura . A veces la extensión de la playa te traga. Ella no se podía quedar allí, el Nacho estaba muy muerto. El concesionario del parador había cerrado todo como dos semanas atrás, solo los esqueletos de la docena de carpas (una estúpida glorieta plantada en el desierto), el barcito tapiado para que no se metieran vagos, los baños, el cartel del baño de damas colgando del soporte: cuando vio la palabra baño se agacho e hizo pis sobre el cemento alisado del umbral. No la mire, le di tiempo que hiciera sus cosas, me di vuelta: seré loco, pero no un degenerado. Y yo la respetaba.

Este pueblo, esta playa, es solo un caserío con dos centros. El de la playa propiamente dicha (parador, maxiquiosko, locutorio, un bar que este año no se alquiló, una proveeduría que queda abierta hasta la Pascua, los que venden lombrices y cosas de la pesca, poco mas) y el centro de los residentes permanentes, con sus viviendas sin terminacion, alrededor de la parada del Micromar que nunca trajo muchos turistas, mas que nada parientes que vienen a garronear el verano. Pero somos cantera de trabajadores para el resto de la costa, y cada jornada a la madrugada y a la noche acarreamos domésticas, albañiles, jardineros, gente que trabaja en otras playas cercanas a la 11. Algunos que cuidan casas en Pinamar, en Cariló. Y nos las rebuscamos. Yo también, hago lo que puedo. Pero cobro pensión, ojo. Me la tramitaron en el hospital y los remedios los tengo gratis. Si, pibe, Haloperidol retard ¿no ves que ando medio duro?

Aca, donde estamos el mar queda a 20 cuadras. Para este lado del pueblo, el mar es un adorno innecesario, la pesca gratis, y a veces, un mal presagio. Si vos crees que yo soy como ellos, esta muy equivocado: yo ando siempre por la playa. Pero no vos no viniste a hablar de mi.

Centro y parador: Marymar. Un nombre mersón pero si lo piensa bien: certero. Mar y mar, nadie promete otra cosa. ¿A quien carajo se le habría ocurrido? Quizá a los que armaron el primer parador, el viejo, todo de madera, esos tipos que compraron el loteo por nada, plantaron uña de gato para que el médano no se moviera y que, una mañana gris como ésta que estamos hablando encontraron como bonus track, una docena de cuerpos mutilados que la marea le había traído de regalo a la playa. Se cagaron y creo que vendieron el paquete entero a otros, ya con el nombre. Asi me contaron los antiguos.

No salió en los diarios de ese tiempo y la gente de acá se hace la boluda pero los subversivos, como ellos los llaman, dieron para historias de cucos para los nenes de Marymar de 30 años a esta parte. Ellos los nombran subversivos pero entre nosotros, yo les digo compañeros, aunque no conociera a ninguno y ni siquiera viviera en Marymar en esa época. No se como se transmite eso, pero mientras le cortaba el pasto a una vieja de acá a la vuelta, escuche a los nietos hablar de que iban a jugar a buscar muertos en la playa. ¡Vos fijate!.

Y ya que toque el tema de los muertos, algo importante: nadie había muerto acá. Eso era entonces y también ahora, siempre si no contamos el caso de los hermanos que se ahogaron, a esos los llevaron pronto a San Clemente y al día siguiente estaban siendo velados en Aldo Bonzi

Y hasta dónde yo se tampoco nadie ha nacido acá. Y sin finados ni nacidos Marymar era y sigue siendo un pueblo de transición. No merece que nadie lo llamara mi tierra.
Al costado de la ruta podes ver que el loteo no fue del todo exitoso, al final pienso que no se llenaron de plata los que invirtieron en la zona. Volvamos a eso que me preguntabas: ella agarró la ruta hacia la parada de micros, se agachó a buscar una colita de pelo con la que se ató la melena (se veía como si la pudiera oler: roña, musgo, algas). Y se enderezó, si no con dignidad, con un subproducto de la dignidad que es la compostura.

Ese día flameaba sobre la calle, deshilachado, un pasacalle pagado por el concejal peronista de entonces decía «Marymar, la joya del Atlántico». Estos peronistas siempre iguales: si Marymar era la joya, no nos imaginemos a que llamarían fantasía.
.
Recuerdo el ruido del pasacalle golpeando, golpeando, y cada vez que pienso en ella (y eso pasa demasiadas veces) es como que se me viene lo de la Joya del Atlántico y a veces hasta me tengo que tapar las orejas por que me aturde el ruido del pasacalle.

Te puedo asegurar que antes de la época de Marymar la mina nunca había estado en un kilombo. Me lo dijo la Toña. Pero el día que se bajó por primera vez del Micromar (hay una segunda vez, pero eso viene mas adelante) se dirigió derecho viejo a esa casa cúbica que esta al costado de la ruta, antes de los médanos. Esta vez, mientras llegaba sonrió. Vos diras si yo me creo Dios, que esta en todos lados. Pero te juro por mi santa madre que vi esa sonrisa como si estuviera mirándola con un vidrio de aumento. La sonrisa y los ojos tristes.

El cartel de neón Caribean titilaba esa madrugada (no la madrugada que vino, la madrugada que se fue, ahora vuelvo a eso, que es lo parece que te interesa) con un espantoso ruido de insecto metálico y maligno. Un ruido de mantís religiosa, que masca al macho cuando se aparea.

Yo la vi, se apuró y entró por la puerta de atrás. Seguro que la Toña ni se dio cuenta, me lo hubiera dicho, a mi me tiene confianza y cada vez que se le va una puta, se le arma canyengue, y después yo la tengo que escuchar quejándose como si la hubieran traicionado. Las pibas del kilombo no podían imaginarse a la Toña de cuando todavía se llamaba Antonia, tenía el ojo bueno y José Luís Perales se la quiso levantar en un baile de carnaval en el Centro Lucence. Cada vez que entraba una nueva la tuerta Toña le cuenta la historia y totalmente fuera de lugar se pone a cantar las canciones de Perales, porque como las pibas son chicas o vienen de otros lados ni saben de quien habla. No es mala la Toña, es la vida.

Ella tomaba Nescafé, nunca mate, jamás mate cocido: típico gesto de los que alguna vez pertenecieron a la clase media. Y hay gustos de clase que nunca desaparecen, lo se por experiencia propia, ¿Sabes que cuando yo fui a la secundaria leí un cuento (ya no me acuerdo de quien) que se trataba de un músico de jazz y en ese cuento dice que mientras hay un Nescafé las cosas no pueden estar tan mal? Tendría que comprar un Nescafé a ver si mi suerte se da vuelta.

Yo la espiaba –no me digas nada ,se que hacer eso es una porquería, pero no la podía dejar de mirar, tal vez por la enfermedad. tal vez era (es)amor. Y por eso ate cabos. Pero si vos te tomas el trabajo de seguirme te vas a dar cuenta que por mas loco que yo sea, el razonamiento es impecable.

Dejó hervir la leche, que se derramó por la cocina, con innecesaria energía batió el Nescafé sin decir agua va, se lo tomo despacito, despacito, con los ojos atrapados en el fondo de la taza y la cabeza en otro lado. Terminó. Le dijo adiós al lugar y se piantó por diez meses de Marymar.

Por eso te digo que para mi es improbable que se haya enterado bien del tema del pibe, tenía muchas cosas en la cabeza. Ahora todo el mundo habla de la trata, pero en ese momento, te escapabas y por las tuyas. Nada de madre de Marita Veron para ir a llorarle la carta. Además por esos días en la tele de lo único que hablaban era de Cromañon, que si Ibarra tuvo la culpa,, que si había una guardería en el baño: un pibe muerto en una playa en la concha de la lora no era noticia. Es lo que le digo y además ya terminaba marzo.

Claro, eso en la capital, porque acá se vinieron al día siguiente los padres, desesperados, preguntándole a todo el mundo. Ese dia yo me habia enfermado mal y me llevaban en ambulancia al hospital y ni los vi. Ellos conmigo no hablaron.
Si, estuve internado. Me sentía tan mal que parecía que Marymar iba a tener su primer muerto, bueno, si sacamos al pibe y a los ahogados, y a los compañeros. Vomitaba una cosa negra, ardía en fiebre, y no me acuerdo mas y mientras los viejos llegaban, a mi me llevaban en la camioneta de los Anglada a San Clemente y de ahí al loquero de Necochea, donde tengo historia clínica. Tres meses me comi adentro, no sabes como la llore. Me vino bien estar ahí.

Cuando volví me contaron que el pibe recién había terminado la secundaria, tenia que ingresar en abril al CBC, creo que dijeron Diseño de Indumentaria, que vaya a saber lo que quiere decir ¿sastre?, y se había quedado haciendo huevo en Santa Teresita, en una casa vacía de la abuela. Como termino en el Caribean solo como un perro y del Caribean a la playa con una mina que tiene prohibido salir con clientes y que le llevaba, por abajo de las patas, diez años…uno nunca lo va a saber. Los padres hablaron con la policía y la policía, sabes como son esas cosas, nos estamos ocupando, cualquier noticia lo tenemos al tanto, es una prioridad del departamento. Y la Tuerta llamando todo el día al rufián, que ni se aparece por Marymar, solo manda algún mono cada tanto a buscar la plata, por que eso si, nada de banco, nada de cajeros electrónicos. La rosca oficial/toña/kia funcionaron mas aceitados que culo de trava, , y el caso se murió de muerte natural. El caso, el pibe no. El rufián ese no quería a nadie, y además es posible que a ella ni la conociera. Era carne de matadero. Una tripa para él, hijo de puta.

Yo al Nacho, lo vi de muerto, por segunda vez el mediodía que ella se fue, y no se parecía a un pibe: parecía un Cristo. Me asustó un poco (y acá no habla el vino, este es el primer tetra que tomo, y ya se esta haciendo de noche) porque era un Cristo con mi cara. No como soy ahora, sino el que fui. Pero no me hagas caso. ¿No sabe que a mi me dicen el Loco, y además ese día ya andaba enfermo? No me lo puedo imaginar siendo el de las fotos que dejaron los padres pegadas en todos los postes de luz. Si rebuscas todavía en algún lado quedaran cachos de las fotocopias, lavadas, donde estaba la foto donde llevaba la misma remera, con el dibujo de Callejeros, posta que se la había comprado después del incendio, pelito largo, carita de «me las se todas».En la foto se parecía a otros pibes, son todos parecidos. Inclusive la en foto hasta podría decir que era parecido a vos

Pero muerto era otra cosa. . Me acuerdo de la remera porque era lo único que tenia puesto, y se había largado a llover y a mi me agarraron muchas ganas de taparlo. Ojo, no hablo de taparle la cara, sino de abrigarlo, de que no tomara frío, me dio ganas de llorar como si ese muerto tuviera algo que ver conmigo, como si en ese punto, ese muerto fuera yo. Y ¿quien sabe, no? Y cuando lo tapé con mi gabán, yo deje de tener frió. Ese invierno no tuve gabán pero no me importo un carajo.

El forense que vino de la Departamental no me echó, me dejo ayudar junto con el que encontró el cuerpo, el tipo de la proveeduría (forma inexacta de decirlo, porque estaba ahí a la vista, solo que de lejos parecía un bulto, un perro dormido, una nada.) y los de la comisaría. A mi no preguntaron y eso que siempre ando rondando en esta playa de mierda. Por ahí – no lo recuerdo- yo ya andaba delirando, no tomaba medicaciòn en esos tiempos.

Y sere loco, pero no boludo, ni la mencioné y nadie dijo de ella, y en el Caribean tal vez algunos clientes preguntaron, pero la gente o se casa con las putas, o se las olvida no hay términos medios. Para mi que al final no tomo el ómnibus, se habrá ido a dedo. Yo estuve averiguando por mi cuenta, no me podía sacar al pibe muerto de la cabeza. A ese Cristo con mi cara.

Y ya te dije que por ella me di cuenta que el amor no es un cuento chino. Cuidate, pibe. Creeme, ya lo va a ver cuando tengas mi edad. Dicen que el amor es cosa de pendejos, pero la cuestión no se acaba allí, no señor.

Los padres, que se ve que tenían plata, le levantaron el monolito en la playa, ¿lo viste no? Ah, que buenas fotos saca tu celular! Mira que está bien plantado, no digo que sea el monumento a Alfonsina, pero el Nacho vino para quedarse en Marymar, que ahora posee playa con parador más monumento fúnebre.

Míralo bien, cuidadosamente, hasta en la foto tiene la dignidad que le da el granito, nada de cemento alisado, es piedra granítica, es algo fino. Y esta tallado, de ahí saquè que tenia 17, que se llamaba Ignacio y que todo el mundo lo conocía por Nacho. El primer día había unas flores muy hermosas, peluches, papelitos. Pero lo único que queda hoy es el granito pelado. ¿Le paso al monumento del Potro, no le va a pasar al Nacho? Pero cuando nadie me mira, yo lo limpio.

Dice justicia, dice Ignacio, dice Nacho, dice inolvidable. No dice que fuera la primera vez que cogía, pero es una de las cosas que se me puso en la cabeza. Viste lo que dicen de los locos. Que saben cosas.

Me gusta ver ese monumento en pie, en la playa. Ahora es un lugar de peregrinación de gente que viene caminando por la playa, no tenemos al de Alfonsina, tenemos al Nacho, diecisiete años para toda la eternidad y no faltan los que creen que se trataba de un ahogado y hasta algunos que traen de flores de plástico y adornos que se lleva la marea cuando crece. A la gente le gustan los muertos jóvenes.

Está haciendo frío hoy. No me vendría mal un tentempié, es decir un sanguche de milanga y un tetra, pibe. Ah, gracias, con cuarenta mangos esta bien. Se agradece.
Yo no me la quiero dar de detective y mucho menos de poeta pero para mí todo está en ese momentito. Ella se pira de Marymar: Se pudo ir, que suerte, yo soy de Lanús, mis viejos tenían casa propia y supe hasta casarme por iglesia, y tengo hermanos por allá, pero nunca mas me podré ir de acá, ahora tengo que mantener el monolito limpio. Pero ella si. Ella se fue. No creo que haya pensado ni una vez en el pibe, por ahí en la huida se olvido que estaba muerto, y ni siquiera en Crónica hablaron del tema dándole y dándole a Chaban,
Para mí que ella se va por que presiente algo y quiere salvarse Te pongo la firma que de la muerte del pibe nada. Presiente que tiene que salir disparada, insisto, como para a salvar a alguien. No a ella precisamente.

No te gastes en preguntarle a la Toña, que ya tiene casi setenta y me parece que esta medio senil, si la miras con un solo ojo. A la Toña la dejaron de molestar los canas y en consecuencia ella dejó de molestar por teléfono al Kía. Y la piba se fue, y vino otra, una dominicana, que estaba contenta me dijeron porque en Marymar había playa y en Constitución donde caló antes no.

Claro que volvió. ¿No te digo? a los 10 meses. Puro verano, Marymar ese día parecía la joya del Atlántico, Yo la vi, por que cuando bajan algunos que tienen casa acá, a veces me conchaban para cortar el pasto, la gente me conoce y no me tiene miedo. No quieren que le cuide las casas pero siempre me tiran un hueso.

Ya paso de eso unos años. Pero es como si lo viera. En mi cabeza yo escuchaba al bicho maligno del cartel de neón, al viento en el pasacalle y mientras pensaba “la Joya del Atlántico” como una premonición, ella bajo por segunda vez del Micromar

Traía al pibe envuelto en una mantilla de lana amarilla y no le pude ver la cara, aunque todos los recién nacidos se parecen mas a Mister Magoo que a los padres, no jodamos
No parecía una putita. En verdad para mí nunca lo había parecido, para mi ella era la Joya del Atlántico. Yo la seguía de atrás, haciéndome el gil. Fue caminando hasta la playa (a mi me gustaría decir que fue a llevar al pibe hasta el monumento) y se sentó a mirar el mar sentada en la base de granito… Que se yo si lloraba (no se lo voy a inventar, pero hubiera sido lindo). Y cuando ya estaba la luna redonda y plateada en el cielo alto, alumbrando como el culo de un vaso de platico y la joya del Atlántico, es decir Marymar se fue apagando, ella se quedo, mucho tiempo, dándole la teta al Nacho. Y el que lloraba era yo.

Un tano ignorante que vive por la ruta, y se la curtía en el Caribean cada viernes, después de que la mujer se dormía reventada de entrar ladrillos, me dijo el otro día, mientras ella venía de la escuela con el pibe de la mano, que seguro que le puso Ignacio por el nombre del monolito.

Lo vieras al pendejo, al Ignacio. Ahora ella trabaja en la telefónica en San Clemente y el pibe es un sol, a veces los cruzo  en la proveeduría y me saluda con la manito, me hace muecas, me grita “loco”. La Toña se hace como que no la conoce y acaso ella es otra. En este pueblo nadie tiene memoria para lo bueno, ni para lo malo. Así que el pibe le está sacando la mirada triste y nadie le factura lo del burdel. Dicen que lo van a cerrar, hay jefe departamental nuevo en Dolores, ¿Qué va a ser de la Toña?,

Te dije que nadie nació acá, ni nadie se murió (o por lo menos nadie tiene en el documento nacido en Marymar y no hay cruces ni camposanto, sacando el monolito.) Al final y al cabo todo es cuestión del vidrio que le ponga adelante, podríamos decir que la vida esta hecha de historias que se escuchan entre el ruido del pasacalle o el del cartel de neón.

Mira lo que es la justicia poética, vos me cebas con vino y comida para que yo te cuente y ahora el celular te suena con música de Callejeros, hasta yo la conozco y eso que me quedé en Sui Generis. ¿viste que quedaron libres? Que cosa rara la injusticia.

Un tucumano que estuvo conmigo en el hospital de Necochea por que le subía la diabetes, decía que Dios no existe, que iba a venir el Mesías Negro y hablaba de la sincronía, y si Dios no existe, esa es una buena explicación. Voy a tratar de explicártelo, pero es difícil. El tucumano decía que si uno agarraba la guía de ferrocarriles de Portugal y se fijaba en un momento dado todos los trenes que andaban yirando y trazara una línea que unía los puntos de donde estaba cada uno, un día iba a encontrar un dibujo que pudiera coincidir con una guitarra de Picasso. Bah, yo te se lo puedo explicar bien, pero el Persio era un master cuando se le daba el tema de la sincronía.
Y si queres volver a Buenos Aires, tenes que apurarte. El Micromar pasa en un rato. No fuese que se te ocurriera perderlo y te quedaras en el pueblo, a esta hora y con el ruido que hay.

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Viejos son los caminos pero igual echan polvo. Un cuento de la otra: Pampa Marigold.


Viejos son los caminos, pero igual echan polvo.
En fin, la cosa es que hace unos meses vi una pelicula maravillosa que transcurrìa en la India, Hotel Marigold, para personas viejas y hermosas Y escribí este cuento que pensé que estaba en este blog pero no. Una nueva oportunidad de ser leìdo para Pampa Marigold.


Pampa Marigold

Esperamos dos horas en una vieja estación de tren, galería con chapas acanaladas, dos salidas (una al norte, la otra ya saben) y una pequeña sala de espera con piso damero y bancos de madera, pintados de un marrón casi caoba.
A cada lado un baño con enorme cartel indicando el sexo. El techo altísimo con vigas de madera. A la manera inglesa, como son nuestras estaciones.
En paralelo a las vías, un camino, una plaza, algunos puestos, algo de gente ajena. El tiempo ayudaba para sentirnos en una isla. Ahí no hacia frio, afuera era como una Siberia en la llanura, pero sin hielo. El campo afuera era inmenso, con la vastedad del cielo. Esa maldición argentina: la extensión. Se olía la inmensidad como si tuviera características organolépticas, como si eso, que es un concepto, fuera un animal en celo.
Nos tenían que venir a buscar. Náufragos. Los que estábamos allí íbamos al Hotel Marigold, para personas mayores y hermosas, sucursal Realicó, donde la provincia de Buenos Aires se va diluyendo hacia el oeste, y entrás en La Pampa casi sin darte cuenta
Nos había traído el tren que lleva carga una vez por semana desde Bragado Y a Bragado cada uno había llegado por las suyas. Para mi, demasiado viaje. Miren que cosa: en estos días vi en la tele que habían inaugurado un tren moderno, pero cuando hice el viaje ni reparé en obras

El paisaje me era tan ajeno como si estuviera en Jaipur. Pero sin multitudes empujando, voces chillonas ni colores escandalosos. Lo que había verdeado en el tránsito hasta allí se había puesto finalmente oscuro y triste. Evoqué el Zoológico de Buenos Aires
cuando se van los paseantes y los animales empiezan a aullar y te corren fríos de miedo repentino por la espina. Nadie diría que a pocas cuadras bulle Palermo, sino mas bien que las sombras te van a tragar sin piedad y escupir después tus despojos.

Promedio de edad unos sesenta, pero con gran amplitud. Carlos no llegaba a los cincuenta y la Señora Hermida pasaba los ochenta. Mi edad ustedes la saben y no tengo por que insistir con el tema.
Siete éramos al principio. pero ni bien llegamos a Realicó dos -cobardes o prudentes – desertaron. Una de las mujeres se aferró a su celular, hablaba con cierto hijo, y cruzó al hotel de la estación sin decir palabra. Desde mi lugar veía el cartel del hotel “cómodas habitaciones, pasajeros, familias” Yo -por una cuestión de cercanía mas que de interés- había escuchado su discusión donde el hijo quedó en venir a buscarla . Otro (un hombre que me resultó interesante y del que esperaba fuera mi compañero de charlas) se fue haciendo alharacas de estafado. Me decepcionó cuando de la nada, apenas llegados, donde todavía no teníamos de que preocuparnos, empezó a hacer lobby para que todos nos volviéramos de cualquier manera. Que reclamáramos el dinero. Tenia un pelo suave, largo y canoso, una cara tostada como si fuera un cultor de la new age o esos que veranean en Florianopolis.

De los cinco que permanecimos, ninguno le dio demasiada pelota, estábamos, como te diría, mansos o cansados. En ese momento llego una azafata a servirnos un refrigerio de bebidas frías y sanguches calientes. Ni lo vi cuando agarró sus cosas y partió, me dijeron después que puteandonos.
.
Éramos gente silenciosa Gente mayor silenciosa. Pero después de la coca y los tostados, y mientras la pampa se ponía melancólica y el horizonte , rosa primero, anaranjado y luego negro nos fuimos amuchando, ¿viste como cuando hay un fuego?. La señora Hermida saco un termo que yo no le había visto y empezó a cebar mate. No tuve corazón para decirle que no tomaba, y por mi parte pelé una lata de mis galletitas preferidas, que guardaba para mejor ocasión. Unas danesas que me había comprado en Falabella cuando fui a renovar mi stock de bombachas para el viaje. No sabría donde las iba a tender y tener bombachas nuevas tendidas otorga cierta dignidad.

La luz de la sala de espera amarillaba la escena, como en un cuadro de Hopper. Hablábamos quedamente, como si la estación de tren fuera nuestro destino final, un velorio de un viejo amigo muy querido y con pocos deudos, un fin de fiesta. Cuando la conversación agonizaba y el agua del mate estaba fría y de mis galletitas quedaba solo la lata (un paisaje marino), apareció la combi del Pampa Marigold. Habían pasado como dos horas.

En el viaje (unos diez minutos) la señora Hermida contó algo de parientes políticos complicados, pero sin énfasis, como si tratara de una enfermedad crónica que hay que saber sobrellevar. El señor encorvado y flaco, de mirada esquiva, Tornatore, me dijo casi en secreto que le habían pedido demasiado dinero por la casa que alquilaba y el hotel le había parecido una buena oportunidad para despejarse y hacer algo con eso de tener que mudarse, después, a la casa de una hija casada. Había visto el aviso en internet -como yo- y había picado sin averiguar demasiado. Además había aprovechado la oferta de groupon. Cuando el me dijo groupon todos levantamos la vista y sonreímos. Los

cinco habíamos llegado al Pampa Marigold por la oferta de Groupon.
Después estaba Alina (o Lina) que, como toda presentación, cuenta que se había separado y que estaba muy dolida porque sus hijos grandes no se lo perdonaban y necesitaba espacio: Alina quería cambiar de vida. Yo le imaginaba cerca de 70, pero me dijo sesenta y tres y me invadió un vago malhumor. Así me vería yo, pronto.

En cuanto al mas joven del grupo, Carlos, su argumento fue que contrató el paseo (dijo paseo) por que tenia que superar una crisis nerviosa. Se veía claramente que no era feliz. Yo, como ellos, invente algo para salir del paso. Nadie sabe nunca bien porque hace las cosas. Los más lúcidos sabemos que nuestras razones son contingentes. Decir que me quería morir no era de buen compañero de viajes.

Iba ligera de equipaje, Tornatore, Lina y la señora Hermida llevaban dos valijas grandes cada uno. Y Carlos una mochila. Nos esperaba un cuarto en una vieja estancia venida a menos, con verdín en las paredes blancas exteriores y un cartel enorme pintado donde decía Gran Hotel Marigold para personas mayores y hermosas. Mas que un hotel temí haber errado la oferta y embarcado en un geriátrico

Yo no largué mi bolso con rueditas y vi que Carlos tampoco entregaba su mochila a las mucamas. Nos pusieron en habitaciones contiguas con un baño en común (la oferta no aclaraba baño privado, me dijo la mucama, ante mis protestas). No tuve ganas de pelear.
Quedamos con Carlos en cerrar las puertas del baño con llave (una daba a cada habitación) cuando lo usáramos. La cena fue intrascendente. Una sopa humeante y la bienvenida de cortesía del manager del hotel. Luego una carne a la cacerola, y flan. Ya

eran las once.

Yo tengo insomnio y no tenia tablet ni pc,ni mi telefono era inteligente ni nada. El hotel no tenia wi fi. Y tampoco una pc de uso para los pasajeros. Ni siquiera vi en la recepción la pc de uso de la gerencia. Más vale me hubieran matado.
Me senté a llorar en el inodoro, quedamente, a las cuatro de la mañana. Juro que no hacia ruido. Me acostumbre a llorar sin ruido, para no molestar.

Él se levanto y golpeó quedamente la puerta. Entendí que tenía que usar el baño,- cuando sos grande siempre usas el baño a mitad de la noche- y le avisé que ya salía. Me mire en el espejo. No me reconocí demasiado. ¿Quien era esa? ¿Yo?

No tuvo la decencia de esperar que regresara a mi habitación, empujó la puerta simultáneamente a que yo sacaba la traba y nos encontramos los dos en el baño. Un baño grande, de estancia, con artefactos de cien años y afuera cantaban los zorzales ¿ud. vio que esos pájaros rompebolas cantan de noche? Me han dicho que buscan pareja.

Estaba vestida con una remera vieja y el pantalón de un conjunto de pijama de falso raso. El estaba desnudo. Y triste. Yo soy de hacer bromas y para salir del paso le dije que en groupon no hablaban nada de hombres desnudos. Baje la tapa del inodoro y me senté allí. Se quedo parado como sin verme.
Me dio como unas ganas de abrazarlo, de preguntarle que le pasaba. Pero yo estaba sentada, y mi cara, frente a su pubis.

Hacia tanto tiempo que no le veía la pija a un hombre que tuve que tocarla, necesite sentir la tersura de la piel, agarrarla entre las manos como se agarra algo que te da ternura. De repente me miró como si recién me viera. Vine a hacer pis, me dejas? me dice y yo abro los dedos dejando libre aquello que toque inerme, pero ya no. La volví a mirar, tersa, pero ahora inabarcable por mi palma, preguntándome que les pasa a los hombres cuando al mismo tiempo tienen ganas de hacer pis y una erección. Como si ,esas cosas simultaneas fueran incompatibles o dolorosas.
Misteriosos y sensuales hombres.

Carlos me pregunta mi nombre, disculpándose por haberlo olvidado y le digo Asia. ¿Como? Asia, decime Asia.

Y me doy vuelta y me voy. con la desaprensión de quien en vez de haberle agarrado la pija a un tipo desnudo en el Hotel Marigold, saliera de un ascensor por haber llegado a su piso.
Quizá pudiera dormir, llevando a la cama mi mala fe, mi sorpresa, mi insomnio y el tacto de la vena latiendo aun en la palma, la suavidad de palta del pedazo de su cuerpo que cobijé, y su mirada triste.

Puede que haya golpeado la puerta del baño desde adentro poco tiempo después: Tal vez lo soñé. Dormí con la palma cerrada, mi mano la sentía todavia latir. Era mi pulso, o ese fenómeno que describe la medicina, donde los amputados sienten comezón donde debería haber un brazo, una pierna y ya no, y solo queda su fantasma. En mi

puño cerrado, el fantasma de su pija.

A la mañana la mucama avisa que me esperan en el comedor para servir el desayuno. Miro por la ventana y llueve. Al entrar, me viene a la cabeza una una frase de Bestiario, «apenas llovía y las cosas tenían, sin embargo, algo de húmedo y abandonado» . El no me mira. Pero cuando lo hace la mirada es franca, es limpia. Casi que se le fue la tristeza y le vino el deseo.

Trate de sostenérsela (esta vez se trataba de la mirada, nomás) pero me agarró una vergüenza blanda. Los huéspedes comían huevos y bacón (asi llamaban las mucamas a la panceta, porque la promesa era desayuno americano) porque estaba incluido y no era cuestión de desaprovechar, y yogur y budín, todo estaba incluido en el groupon . La señora Hermida y Lina se contaban sus vidas Yo parloteaba, con énfasis sobreactuado, a Tornatore, de mis vacaciones en las Termas, en cualquier terma, para que Carlos se diera por enterado de que no le impostaba una mujer joven. Al rato, todos hablaban de jugar al truco. La lluvia impedía las «actividades programadas»: caminata por el campo, avistaje de aves o paseo en coche de caballos por las cercanías. Mejor.

En el dormitorio -la chica estaba limpiando- puse música guardada en el teléfono. Quise algo que me permitiera olvidarme de la razón por la que estaba en el Hotel Marigold.. Me hundí en una novela que llevaba, una de Guillermo Saccomano, y nuevamente me quede dormida.

Entró por el baño. Me traía chocolates con licor. Los había ganado en un juego de salón
que había propuesto el manager, puesto a animador, con prendas. No tuve la hipocresía necesaria para decirle que no podía entrar al dormitorio por el baño cuando quisiera. En realidad había estado esperándolo, sin saberlo, desde el primer minuto.

La música concluye, y yo me miro en el espejo y me veo de frente y a él de espaldas, y muerdo el bombón y desparrama whisky almibarado sobre mis labios y mi mentón y entonces me limpio con la mano y el lame mi mano. Ese gesto me calienta, me moja, me hace un poco feliz.

Tengo que decir algo, (mi mente bombardea) tengo que decir algo (no quiero banalizarlo) tengo que decir algo (salir del paso, reírme, llenar el vacío) tengo que decir algo (ser banal, ser idiota, ser canchera) tengo que decir algo (llenar el espacio de puntos suspensivos)

Entonces, dejo de pensar. Carlos se saca los zapatos, y así, vestido (yo también lo estaba) nos metemos entre las sabanas. A pesar de lo barato del lugar, las sabanas son de hilo, y tienen un monograma bordado con oro.

Me golpean la puerta, es la Sra. Hermida, quiere avisarme que en 10 minutos almorzamos. Y después de contestarle golpea la puerta de Carlos. El se levanta, pasa por el baño a su dormitorio y le abre. No escucho el dialogo.

Asia, me dice cuando vuelve (no es mi nombre, me lo inventé para él, para que me

llamara de una forma que nadie lo hizo nunca) ¿Queres?

Claro que quiero pero no se lo digo. Le digo en cambio, vamos a almorzar ¿hay que ponerse otra ropa? El mira mi ropa extendida en la cama vacía de la habitación y me elige un vestido. Y se acerca y desabrocha mi vaquero y me saca lo que tengo puesto, como un enfermero a una paciente, sin lujuria, sin apuro. Pero después me saca la bombacha Me mete los dedos, se los moja en mi.. Me deja ahí sin ropa y después me viste con el vestido pero sin ropa interior. No se que decir, me dejo hacer. Antes me pone frente al espejo. No puedo hacer bromas, no puedo hablar- El mundo gira y yo lo escucho girar. y todo está en orden. Carlos es un enfermero y yo estoy convaleciente. Me miro al espejo. El esta a mi lado: Lucimos bien.

Salimos juntos de mi pieza y en el pasillo nos encontramos con Tornatore que nos observa con un poco de envidia. Hace un comentario maledicente, algo sobre la siesta. Carlos se ríe. Cascabeles, música, que se yo. Llamemos a las cosas por su nombre: alegrìa.

La tierra tiembla, el agua cae por fuera de las ventanas del hotel Marigold, los canteros se empantanan, llueve como si el mundo fuera a derretirse. Ponen música, algo barroco, pero llueve tanto que el ruido de la tormenta compite con el burubù de las conversaciones y con la música de fondo.

Digo que tengo que ir a buscar a la habitación un abrigo para los hombros, pero la verdad es que me voy a poner una bombacha. Así no puedo estar. Vuelvo adecentada y

no pienso ir a dormir la siesta ni a coger con nadie nunca.

El hotel Marigold, el Pampa Marigold, después de todo, a cumplido lo que prometió. En menos de 24 horas terminé sintiéndome una mujer mayor y hermosa.

Después de los postres, Carlos me agarra -todos miran, quizá escandalizados, incluso el gerente, que debe estar acostumbrado a cada cosa, y nos vamos para su habitación. Dicen que coger es como andar en bicicleta: no se olvida.

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cosas de mina. Cuentos de la otra.


Dos años atrás estuve en una unidad coronaria. Alguien pensò que me habia agarrado un infarto, me habían subido unas enzimas, que se yo. Mi hija iba en la ambulancia conmigo y lloraba como si yo me fuera a morir. No pensaba en morirme. Yo me sentía bien, solo con un dolor en el pecho como si alguien me estuviera pisando …como si fuera asma. La nota graciosa es que en ese momento que debìo ser tràgico  mi preocupacion  era burocratica: contaba los dias que me iba a tomar de licencia en mi función de directora de escuela,  sentía agobiada por el trabajo. Creo que después de eso tome la decisión de jubilarme.

Estoy releyendo mis cuentos para ver si voy con algún puaner a corregirlos y mejorarlos. Con dos relatos viejos, reciclados hice este cuento único. Se llama las pibas de la visita.

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Las pibitas de la visita.

Tengo un sueño recurrente. Me junto en una esquina con todas mis edades a discutir quién tuvo la culpa. Los más chicos siempre salen ilesos.

Hugo Coletti

En la sala de cirugía, mientras contaba para atrás, diez nueve ocho, entre el intervalo entre el ocho y el siete recordé los doce años. Después me dormí y vi lo que le pasaba  como en una película.

No era más que una chocolata marrón, espesa y escasa. No se estaba desangrando y no tenía ni ganas de devolver ni retorcijones de barriga. La había pedaleado poniéndose un rollito de papel higiénico (gris, barato, no  esos que tienen perritos y son blandos como algodones y tersos como el culito de un bebe) para no chorrearse la pierna, cosa altamente improbable con ese chuño en la bombacha con elástico. Eso si, se había puesto una que no tuviera el elástico flojo, ¡imagínate si encima tenia que andar subiéndose los calzones!.
Que ni se les ocurriera a un ramo de flores, un debut triunfal con hermanos varones y padres aplaudiéndola. Mejor muerta que ese sainete. Simplemente había que dar el paso y decirle a la madre el abracadabra al nuevo, inevitable status que las tetitas habían ido cantando, el estirón, el «ser señorita»  Había que agarrar y decir me vino
Bueno, era simple pero no estaba dispuesta
Mientras no lo dijera  nada cambiaría. Los varones podían seguir siendo amigos, no tendría que llevar cuentas en el almanaque, ni podría quedar embarazada como esa chica de la villa, que tenia mas o menos su edad y ya cargaba con su hijo, mugriento y mocoso, la que pedía con el carro la ropa que sobraba en casa.
No lo postergaba por cobarde: lo que se le complicaba era encontrar el tono de voz adecuado ¿vergüenza? ¿alegría? ¿complicidad? ¿recato? ¿miedo? ¿sorpresa? ¿inocencia?   Postergaba la escena, y cuanto mas la postergaba mas difícil se hacia. Los cambios no son fáciles, lo había dicho la de Johnson y Johnson. Le había quitado espontaneidad.
Odiaba la posibilidad de la charla. Su madre, devota del saber televisivo, tenia la obligación moderna de darle una charla y la se veía venir con terror, solo ambas tratando de reproducir un sketch televisivo, esquivando las cosas importante. Todos lugares comunes: ahora tenes que cuidarte de los hombres. ¿ahora?, y antes? ¿y como? Bla bla bla, y mezclando poca ciencia y superstición heredada:  no lavarse la cabeza porque una prima de alguien, lavandosè se había vuelto loca. ¿O la que se había vuelto loca había sido por hacer mayonesa o prender el horno?. Difícil entender porque el horno tenia que ver con la chocolata, pero la sangre se sube a la cabeza. Y te viene una embolia, o algo así. La sangre de abajo se va para arriba. Fatal.  Una operación de apéndice, que te saquen las amígdalas, que te tengan que internar y al final estas esperando un hijo o te agarra un cáncer y te vas a morir, todo mezclado. Peligro inminente, ojo con correr o andar en bicicleta. Dicen que ser mujer duele: dicen que duele ser de un hombre, que duele parir, que duele andar con Andres «el que viene una vez por mes». Olvidate de nadar, pero jamás iba a San Clemente, así que eso no era problema.
Por ahora nada de dolor. Nada, ella era siempre un fracaso: ni siquiera lloró cuando termino el séptimo grado, unos días atrás. Quería impostar las lagrimas y no salía nada. Y ahí, la Amitrano llorando, y los varones palmeandole la espalda, y las amigas haciéndole el corito de lloronas, siempre esa Amitrano dando la nota. Esa seguro había tenido ramo de flores y que le había dolido y tenia una cajita de Saridon de lata, hermosa,  donde guardar después la gillete para sacarle la punta a la caja de lapices Conte de 24 colores.
Cierta certeza de que mujeres eran las otras, de que nunca alcanzaría la información, ni siquiera la clase donde habían venido las doctoras del Modess, la información pavota de su madre, culposa y aburrida y sobre todo inservible, la idea sobrevolando de que ser mujer tenia que dar vergüenza u orgullo y ella no sentía ninguna de las dos cosas. Y que hijos tuvieran las otras, ella no se iba a morir sacando una cabeza grande como una pelota numero cinco del agujero de hacer pis.
Igual podía ser todo mentira,(nos han mentido tanto) hasta ahora no se estaba desangrando, no le dolía y después de piyar renovó el rollito de papel higiénico (gris gris gris) y agarro la bici y salió. Ser mujer podía esperar otro mes.

Sin embargo algo hay, el olor de la sangre es verdadero, y me duele mucho. Esto no es un sueño

Cuando pensé en que tenia que decir seis me desperté, alrededor mio ese movimiento de quirófano que recuerda vagamente la coreografía de los mozos que levantan las cosas al terminar una fiesta.  Entonces trato de hablar,  los médicos  me alientan, me confortan con palabras que no están dirigidas a mi, sino que son palabras que dicen por que las aprendieron a decir.  Pienso en que me voy a casa. Cierro los ojos, me llevan en una camilla con rueditas, hay luz arriba, debe ser el so.

Sol,  voy cruzando este parque, de nuevo el sol, poncho de los pobres, y  todo es tan real (los edificios, la cara de los que pasan, el peso de la bolsa donde llevo la compra del día) y  la  Silvia que me dijo que me dejara de joder, que eran ensoñaciones, trampas de la buena de la morfina. Pero no. Ellas vinieron. Todas menos una sonreían. Me cuidaron y se los debo.

La más chiquita tenía pañales de tela, el pelito duro, y apareció en la cama como si en vez de estar en  terapia intensiva yo estuviese en una sala de maternidad. Tenia, pobrecita, un olorcito suave a pis, a colonia de bebe, a eructo de leche de teta. Coloradita de llorar, chiquita y negra, la veía berrear, pero yo no la escuchaba. A nadie escuchaba entonces. Me venían a visitar –no se si para cumplir o que- y eran una procesión, en un episodio de la tele sin voz. Yo le puse mi dedo alrededor de su pequeña manito, y, respondiendo a un reflejo (babinski me decía la cabeza que daba vueltas) me agarró fuerte, y se me acomodó sobre la panza, y así me pude dormir,  corazón con corazón, panza con panza, acompasando los ritmos por debajo de la mascara de oxigeno. No sé porque el cableado no molestaba. Las dos juntas y de alguna manera nos acompañamos .Me tranquilizó porque apenas había llegado,sentí que mi cuerpo se sacudía como a una alfombra llena de mugre. Me estaba mirando desde arriba, hasta que vino la bebe, aterrice en la cama, le agarré el dedito  y me acovache.

 

Otro día (el tiempo en los hospitales no se mide por el reloj, cinco enfermeras mas tarde, uno en la cama de al lado que se llevaron finado, o por ahí en dolores: tres dolores después, veinte pinchazos) la vi a la otra. Una especie de ballerina rante, de suburbio. la remerita marrón con rayas horizontales, de manga corta y pollera plisada. Debo decir pollerita, perdónenme. Y las piernas llenas de cicatrices de granos, raspones, mugre en las rodillas. Era tan de noche, con las lunas de las luces de las camas, lunas nubladas,  y ella se balanceaba en el barral como un mono. El flequillo se le dividía en dos por un remolino. Y hablaba mucho.  Quería entretenerme. La miraba como a una película muda que sin embargo descifraba desde el silencio. Creo que me hacia burla para que la imitara, pero la morfina no me dejaba seguirle el juego.. Esa me acaricio la cabeza, y me entraron unas ganas de llorar tremendas. Se quedo mucho tiempo, contándome películas como si fuera un personaje  de Puig. Las películas son buenas para no morirse. Mientras te las cuentan no te morís.

La gordita tenia como 10 años, venia con unos libros, los zoquetes caídos. Se ve que se los habían dado para que se estuviera quieta. Se hacia la agrandada, yo le conocía las mañas .Usaba palabras difíciles y me daba un poco de risa con ternura. Ahí estaba todo lo que sería. Tenia las cejas gruesas, un pantalón streech, y se puso a contarme los cuentos del libro Corazón, lo que le paso a Robinson Crusoe, lo aburridas que eran las clases de guitarra, lo perras que eran las nenas de la escuela. Después, como la anterior, siguió con una película del continuado. Era Descalzos en el Parque. Parloteaba como si fuera un libro. Me estaban llevando en una silla de ruedas, a un estudio en la planta baja. Menos mal que iba con ella, me pude distraer, olvidarme de todo, y dejar que los médicos hicieran lo suyo,cruento o doloroso. Me pidió que le enseñara a silbar, a subirse a un árbol, me llenaba de cosas para que no pensara.

 

Una noche me desperté y me sentía tan bien que me acordé de la mejoría de la muerte ¿Uds. escucharon que las personas que están por morirse de repente se mejoran?. Le dije a la enfermera que llamara a mi marido, que me trajeran otro camisón, que me quería bañar, que quería escribir unas cosas. Yo no estaba excitada, simplemente tenia muchas cosas que hacer si me iba a morir. Muchas tambien si iba a vivir. La enfermera salio rápido y  volvió con una jeringa, Me desesperé por que me di cuenta que me iban a poner algo para dormirme en el suero. Y en el sueño, mientras caía, vinieron tres: la de trece, la de dieciséis y una que había empezado a ir a la facultad.

 

Ellas me llevaron al río. en volandas.  Me sacaron del hospital por la ventana, sin alfombra mágica a puro pulso, agarrandome como ángeles.  Sabían que a mi me gustaban las aguas , y que me gustaba la luna,  y me acunaban en el rio como si cada una hubiera agarrado un pedazo de sabana y pudieran hacerme volar en aguas tibias. Vos no te podes imaginar lo que era la luna, Era tan enorme, tan plateada, se me hace un nudo en el alma al querer contártelo.

 

Me decían cosas en un idioma de mujeres que no se reproducir. Era una danza circular, pero de suaves olas de mar en el rió, Yo necesitaba agradecer, preguntarles cosas, pero el abotagamiento y el bienestar de saber que no me iba a morir sola, que me cuidaban, me llenaba de lágrimas el cogote y no podía hablar.  Sábanas de holanda y  no las áridas sábanas de hospital. Me daban a oler flores frescas, y albahaca, y tierra mojada. Y cayendo cayendo cayendo, con musica de Almendra.

 

Hubo mas, una embarazada, otra cuarentona, hubo muchas mas. Me traían mis fetiches, cada uno de ellos. Cada una con lo suyo: títeres de dedo, moneditas de I ching, poemas de tres por cuatro. me canturreaban tanguitos, me daban ánimos. Les dije que le tenía miedo a los circos de pobre, a los coches con cola de pez, a los hombres de bigote finito. A hacer el ridículo. A que no me quisieran lo suficiente.  Ellas cantaban. y me hacían cantar para adentro.

 

La ultima la encontré en el espejo, De este lado del azogue, ya estaba mejorcita, con el esparadrapo en la cabeza, pelada y vendada, tan flaca al fin .Del otro lado estaba la otra, la única que no sonreía. Esa me pedía cuentas. Como la chiquita del primer día olía a vomito. Pero a vomito de grande, de vino rancio. De comida pasada. Tenia una herida de bala con sangre seca en rededor. Me preguntaba por que. Yo no quería darle explicaciones. Me la encontraba en el espejo del baño cuando empecé a caminar, cuando no necesite la chata ni la comida endovenosa.

 

Le pregunte al enfermero de la mañana, que era muy atento, donde estaba. El creía que le preguntaba donde estaba yo, y me decía «mamita estas en el hospital, quedate tranquila, reina, se te ve bien, te vas a curar, yo soy adivino, jamas me equivoco». Y no, yo le preguntaba donde estaban ellas. Me respondió trayéndome un te que me quería dar a tomar en cucharita. Vomite, claro.

Y ahora acá me ves, si no lo hago por mi, lo tendré que hacer por ellas.  Yo las mire a la cara una tarde y me pidieron que hiciera el intento. En eso estamos. Parecían buenas minas.

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Cuentos de la Otra. Segunda selecciòn.


freaks

Yo escribo cuentos, ¿saben? Me da mucha paja corregirlos. Cuando los veo publicados entiendo que debí haber tenido mas cuidado. Este cuento lo escribí alrededor de la palabra defectos, una palabra horrible, terriblemente horrible, y que carece absolutamente de sentido si hablamos de personas.

SEGUNDA SELECCIÓN

Mutilados, desnutridos, ojo de vidrio, muestra tu cicatriz 
marineros, maricones, embolsados, bailan la danza de la inteligencia. 
Están pasando demasiadas cosas raras para que todo pueda seguir tan normal 

Charly Garcia.

 

No se si nací con el defecto. Pero desde que mi cabeza se puso a pensar, me tuve que bancar saber que lo tengo, que soy diferente, que no soy como las otras. La vida de mi tía esta dedicada a que  lo recuerde en cada latido.

Una vez mi tía, la Nena, le dijo a una peluquera que ya no vive en barrio, que mi mamá se había ido porque era una atorranta,  pero también por mi defecto. Era  muy chica,  recuerdo exactamente que cuando la escuché usaba un enterito de corderoy granate, con un pato Donald en el bolsillo, que le había dado a la Nena una señora rica que tenia una hija de mi edad, pero sin defecto.

Creo que fue la única vez que dijo  que mi madre se había ido por culpa mía. Pero me quedó grabado. Yo no lo creo ¿ustedes creen eso?

En general, cuando la Nena habla de cuando mi mamá nos abandonó,( y casi siempre encuentra como poner el bocadillo, a propósito de cualquier cosa),  el argumento se puede  resumir en infinitas  variaciones de la palabra puta.

Y no tienen idea de lo creativas que se pueden  llegar a poner  las hermanas de mi papá a la hora de buscar sinónimos. Nadie nunca las paró, nadie  les dijo que en la televisión los programas de mujeres se  ponen de acuerdo en que no hay que hablarle mal a los chicos  de su madre, porque después les agarran complejos y enferman. Ellas se pensarían que como yo tenia el defecto no entendería bien.  O simplemente que los chicos no entienden, De ahí que se les debe machacar a cada momento con cosas como  “vos con ese defecto no podrás” (nada, no podré nada) o “tu mamá era una putarraca y nosotros en la familia nos  dimos cuenta desde el vamos”.

La tía Nena, que es la que se vino a vivir con nosotros,  lleva adelante la misión de que yo no olvide que estoy falladita

Parece que la tía Nena había tenido un novio,  y una vez el novio le dijo que se tenia que ir a curar a Estados Unidos, porque allí hacían una cirugía especial, con médicos que acá no hay . Que los doctores  que lo atendían en el hospital, en una junta medica, habían decidido  que necesitaba si o si esa operación. Me lo contó mi papá, muchos años después, un día que vino amanecido.  Se sentó en mi diván en el comedor, me despertó y me dijo que no permita que la Nena me amargue, que eso pasaba porque la habían dejado colgada, y bien, bien jodida. Parece ser que la tía Nena pidió una plata en el trabajo para que el novio se operara . Ella, hace poco que se jubiló, trabajó toda su vida en una fabrica de sifones, llevando la contabilidad. En ese momento los dueños, unos tales hermanos Pitrola (soda pitrola ¿ustedes no compran esos sifones? Son unos con una cubierta azul y roja de plástico) le adelantaron un fangote de plata, para ir  descontársela  de a poco No se como se  entero al final la Nena, ni cuanto tiempo había pasado esperando, pero  mi papá me dijo esa madrugada,  que lo de la operación y el viaje era todo un cuento, y que una vez depositada la moneda , desaparecieron novio y plata.  Y que  la tía llamó muchas veces al número del Memorial Center no se cuanto, donde se tenia que operar el novio enfermo, y se tuvo que conformar, finalmente, con que la habían jodido bien jodida. Yo nunca  supe de  otro hombre.

Entonces, los vecinos, que hablan porque el aire es gratis, dicen -a mi me lo dijeron en la cara-  que yo fui un consuelo para ella, y que se ocupó de mi, mejor que lo que lo hubiera hecho mi mamá. Yo no se lo digo a nadie pero cuando pienso mucho en eso, hasta que me duele la cabeza de pensar,  mi mamá –para mi-  se fue por culpa de ella y no porque fuera una puta, o porque yo no fuera perfecta. Y además tengo la idea de que si mi mamá me hubiera llevado yo no tendría nada malo.

Cuando terminé el noveno, y vi que  la cabeza no me daba para el estudio, quedaba clarísimo que nunca iba a poder trabajar en un banco, con este defecto. Ni siquiera en una contabilidad de una fábrica de soda. Pero en casa se decía que en la fábrica de galletitas, Arca se llama,  podría  haber lugar para una o dos personas con defectos.¿Viste que en Mc Donald hay chicos mongólicos?  Algo así. Y ahora estoy ahí.  El olor a vainilla es tan fuerte, tan fuerte, que me lo llevo pegado a la ropa interior. Eso no está mal, oler a vainilla.  Y tenemos  mucho ruido de máquinas, que son automáticas, como modernas. El  que me hace firmar el recibo de sueldo, el de Personal,  me contó que hay fábricas que tienen máquinas robóticas, como unos brazos sin personas que hacen mi trabajo. Espero que no compren de esas.

La primera vez que entré el ruido y el olor me marearon. Desde que tenía dieciséis en casa querían meterme en la Arca,  pero tuvieron que esperar a los dieciocho, porque por la ley no se pueden  tomar menores como aprendices como pretendía la Nena. Mi tía conocía a una capataz, (ella  decía capataz, pero ahora que trabajo adentro, se que es la encargada del área de producción). Esta mujer es como la novia de una vecina, pero de eso no voy a decir nada, porque quien soy yo para hablar de defectos de los otros, ¡justo yo!. Cuando la fuimos a ver ya con los dieciocho cumplidos, la Piru, (pero en el trabajo es la Sra. Marta)  nos aseguró que no iba a haber problemas, ni me hizo la orden para el apto medico, entré directamente por el acomodo. Mi tía le regaló una cartera  y me pidio la plata toda junta cuando cobré mi primer sueldo, aunque ella la había tarjeteado en 6 cuotas.  Lástima que no tuviera la revisación como todo el mundo, porque yo quería ver a un doctor y preguntarle como se llamaba eso que tenía.  Y además si la pasaba,  era porque yo estaba lo suficiente bien como para ser aprobada sin acomodo. Nunca me llevaban al médico, parece que no tiene cura esto. Y cuando pregunté por mi defecto en cada, específicamente, (me costo mucho juntar valor, y decirlo) me miraron como si pasparan moscas.  ¿Como se paspan moscas? No se, pero cuando me quedo pensando dicen que yo paspo moscas.¿ Que saben? Yo pienso, pero ni se los digo. Que se curtan.

Mi trabajo es  fácil, tengo que separar las galletitas rotas de la  cinta que pasa frente a mi. La cinta con galletitas pasa lento y somos cuatro, una al lado de la otra, las responsables de ir separando las galletitas malas, antes de que las agarre la máquina de empaquetar. La idea es que no se empaqueten galletitas malas. Mi trabajo es la  segunda selección. Exige estar atenta.

Las galletitas malas no se tiran, las venden  a granel, y también se regalan a  unos comedores. En general no están demasiado rotas. A veces  solo un toque, casi imperceptible, una esquinita mocha,  si yo las hubiera visto en un paquete no me hubiera dado cuenta que eran diferentes. Para mi -pero esto no hay manera de confirmarlo, yo soy como una de esas galletitas de segunda selección.

A veces por un error de la maquina, o de la masa, o de la cocción,  las galletitas salen malas en serio. Pero esas no pasan por mi cinta, se descartan antes. Y las compra una fábrica de alimento balanceado para animales. Desde que hago este trabajo se me puso en la cabeza que las personas son como las galletitas. Distintas calidades y para distintas cosas.

En la fábrica conocí a un chico que es de primera calidad, lo hubieran embolsado sin lugar a dudas.  Me gustaba pero yo me pongo mas paspadora de moscas que nunca cuando uno me gusta. Así fue siempre. Además tenia miedo de que eso que dicen mis tías fuera verdad, lo de la herencia de atorranta, que me  viniera en la sangre, por mi mamá. Está mal que hablen mal de mi mamá que no se puede defender.

Si bien hubo un par de besos por ahí, nunca estuve (´¿entendés? estar-estar) con un chico. Mi viejo, en estos últimos tiempos,  cuando toma de mas me dice: te estas poniendo cada día mas parecida a tu mamá. Pero  no se crean que de boca de él es insulto o amenaza, él lo dice como algo dulce. Cuando esta sano jamás habla de ella. Mi mamá se llama Claudia y yo guardo una foto escondida. Es esta, mirá.

Lastima que no me veo más con Ariela. Ella me podría dar un consejo, tiene experiencia, pero ya no nos vemos como antes, cuando charlábamos de los chicos que andan por el barrio, ella era o es  mi única amiga verdadera,  la Ariela. Ariela se habría tenido que llamar Ariel, por una película de dibujitos, la Sirenita, pero en el registro civil no se lo permitieron a los padres cuando la fueron a anotar porque acà Ariel es  nombres de varón

Ariela había sido mi compañera de banco hasta que repetí cuarto grado. No sabía hacer las  divisiones.  Y entonces mi tía me cambió de turno porque le parecía mal que con mi defecto no me  tuvieran consideración en la escuela. Se fue a pelear con la maestra y le dijo que mi mamá se había ido sin importarle nada de mi, y que encima yo tenia esos problemitas (problemitas dijo y nada mas) y entre las dos gritaban sobre mi como si yo no estuviera presente, no supe entonces quien  me hacia sentir peor. Yo, la verdad, las divisiones las podría haber resuelto, pero nunca me acordaba de las tablas, no las quería estudiar y ni siquiera mirarlas en la regla que tenía, -estaban todas las tablas ahí- y fue después de eso que me agarro una flojera grande, grande. tanto que si hubiera sabido como hacerlo,  me hubiera dejado morir, pero no sabia como, entonces seguí viviendo.

Después se me pasó y Ariela venía a casa y nos encerrábamos en el dormitorio y muchas veces hablábamos de chicos. Hacíamos cosas re- divertidas como cuando le dije que se tenia que sacar el bigote y unas cejas de arriba de la nariz y la ayude con la cera, porque me doy maña con eso. Tendríamos doce años. Cuando terminé noveno y como en fabrica de galletitas no me tomaban aun  hice un curso de depilación y ensayé con Ariela. También le saque los pelos de abajo, y claro, era inevitable hablar de chicos.

Después resultó que aunque tengo el diploma, no trabajé de depiladora porque no me dieron la plata para comprarme  la camilla, y en casa había donde armar un lugar discreto con cortinita .Acá hay dos dormitorios (uno de la tía Nena y otro de papá) y yo  duermo en el comedor en el diván, ¿donde voy a depilar? Mejor la fabrica de galletitas, estoy  en blanco y hasta tengo  sindicato y todo. Igual lo que se aprende puede servir en algún momento.

Otra fuente de conocimiento sobre el sexo y los varones, se da en  cada oportunidad en la que viene  Chayanne a la Argentina, lo que no termino de cazar bien del sexo lo puedo aprender escuchando hablar a la tía Nena  con su amiga de la fabrica de soda, eso es como un libro porno, ustedes se matarían de risa o de vergüenza escuchando de las cosas que dicen entonadas,  después de tomar mucha cerveza . La Quilmes  y Chayanne, y yo creo también que la falta de un hombre, hacen que mi tía se vuelva otra persona.  Aunque lo cuento gracioso, esas veces  me trata peor, es como que se le cae la careta, y en vez de hacerse la que sabe de todo, y el cuidado falso de siempre,  me grita, che, idiota anda a lo de Don Francisco y trae dos quilmes mas que se nos seco el pico. Al día siguiente es como si no hubiera pasado nada. No se si no se acuerda o se hace la tarada

Ahora hace rato que no salgo con Ariela, empezó a ir a bailar a Nexo y un poco me dejo de lado, y mi tía dice que no hay buen ambiente, no me alientan para que vaya a bailar, ni nada. Yo conozco Nexo y en casa no lo saben: este verano  dije que me quedaba a dormir en la casa de la Ariela, ella me prestó ropa y fuimos y vinimos en remís y  en mi casa ni se enteraron, pero no me gustó. Yo esperaba otra cosa.  La pasé horrible. Por ahí era que tenía miedo de que por el defecto yo no le gustara a ningún chico, pero estaban todos tan borrachos, la música tan fuerte y el lugar era tan feo, que era imposible que alguien me pudiera ver en mi diferencia. Toda la gente parecía defectuosa Mientras nos vestíamos, le contaba a Ariela de mis miedos, ella me decía dejate de joder, divertite, vos no tenés nada, pero no me sirve que me lo diga por que es medio como yo, y además es mi amiga y cuando alguien te quiere no ve las cosas malas que tenés. Apenas entramos me dejo sola y se fue con un flaco que vende pilas en la feria de solano. Por suerte a la hora en que habíamos arreglado se apareció  y en el remis me contó que habían ido afuera y lo habían hecho. El pibe este después nunca le contestó los mensajes.

El muchacho de la fábrica que me gusta se llama Christian, así, con ch.  Lo tiene escrito en la tarjeta que  sirve para marcar la entrada y la salida. Maneja un carrito que levanta las cajas de galletitas arriba de una madera. El carrito se llama Clark, la madera pailet y él se llama Christian, ya lo dije

Está en mi mismo sector y yo lo miro.  La que esta adelante mío en la cinta de las galletitas me carga. Es Antonia y usa faja porque tiene una eventración que es como un chorizo , me dijo, que le sale para afuera y está esperando para operarse. Antonia me carga, me dice, che vos, no mirés tanto que todo lo que no hacés,  me viene de rebote para mi. Tiene razón.  El otro día, cuando salía de sacarme el uniforme del vestuario, estaba Christian cambiado esperándome, Era la primera vez que lo veía sin el uniforme , tenia un vaquero  achupinado  y un buzo con capucha y me preguntó si iba a bailar a Nexo. Le dije que no. Y me fui. El me siguió y me pidió  el número de celular.

No tengo celular, le dije. y se empezó a reír ¿como que no tenés celular? ¿Que sos, extraterrestre? Me dio mucha vergüenza. Al día siguiente me trajo un celular que no usaba, se le descarga  la batería y hay que enchufarlo a cada rato, pero  él me lo daba hasta que yo me comprara uno nuevo. Cuando lo llevé a casa y lo mostré se armó un kilombo. La tía Nena empezó que ese chico solo me quería para joder, que el celular podía ser robado.¡Que iba a ser robado!, hasta yo se que ese Nokia es reviejo y nadie se va a molestar en robarlo. Además él no me había pedido nada, ni me había tocado, solo un beso en el cachete cuando  me regaló el celular. Mi tía Nena empezó con que ella sabia que eso iba a pasar, que yo iba a venir con el bombo,  que con mi defecto ningún muchacho me iba a querer en serio.

Yo pensé en decirle “vos, tía, no tenias defecto y bien que te jodieron” pero no quise echar leña al fuego y me fui a llorar de bronca a la pieza y le mande un montón de mensajes por celular. a Christian.  Un montón. Con caritas. El me mandaba esos asteriscos, que yo se que son besos.

Ahora lo estoy esperando, y le voy a decir de irnos a la casa de él. Y cuando este allí voy a llamar al fijo de casa y decir que no me esperen y voy a cortar. Voy a hablar con mi papá, directamente. Ya tengo dieciocho,  que se creen. Parece que Christian no se dio cuenta del defecto. Y si no soy buena, estará en la sangre. Que se curtan.

 

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un sueño inconcluso.


opio1En el 2009 me puse a escribir una novela. Me manqué. Escribo por placer pero me desaliento.

La novela tiene muchas paginas y muchos errores de concordancia en los tiempos verbales, en las secuencias. y no puedo hacerla terminar. Yo creo -nobleza obliga- que es una gran novela.

Por primera vez decidí hacer un taller de escritura. Temo tirar la guita. Porque he leído mucho y escrito mucho Y porque soy una mina grande, que sabe de lo futil de las ilusiones, de lo vanas que son. Pero ¿por que no ilusionarse? eh? eh?

Ah, el tema de las ilusiones. No deja de darme vueltas un pedacito de la letra de La ronda del Angel, de la Surca

Y dejar la farsa de jugar al muerto
Cuando lo que sobra es ilusión

Les dejo la canción, que le debo a Nanda y un capitulo de Kandor, mi novela, recién corregido

Capitulo 10  Opio

 

Demasiada muerte y hambre en la aldea.
La convicción de que su hijo terminaría siendo alimento de algún poderoso empujo a Xia,  quince años, iletrada, enferma, temerosa, decidida, a salir esa noche sabiendo que pagaría su falta: tal como lo decia Confucio, ninguna ventura puede esperar  quien abandona a sus ancestros, y su lugar de nacimiento, y se convierte  en culpable de uno de los peores crímenes en la sociedad: el no cumplimiento de los deberes de la piedad

Puesta a elegir entre la traición y que su hijo fuera la cena de los dueños de la tierra- como lo fueron los otros bebes de la aldea- entre traicionar o condenarse,  tomo la decisión. Y partió y así salvar la vida de su bienamado hijo,  carne caliente todavía sin nombre.  Se llamaría Huang.
Pensaba en su devenir como los navegantes de la modernidad: mas allá había nada. Su mar fue la infinita tierra, en la que el naufragio amenazaba cada amanecer. Le toco vivir, como a todos (palabra de  Borges) tiempos crueles y si bien los extranjeros eran demonios, también eran salida.

 

Camino con las tetas casi secas, un atadito con  arroz robado amasijado dentro de una tela, una noche que la luna no alumbraba y todo era lodazal y miedo. La piba camino hasta que sangraron sus flacos pies, y se acerco a un demonio extranjero y un día, un par de años después, llegó  a Inglaterra, y ya no sabia quien era, demolida por el opio.

 

Increíblemente el niño  llego vivo.

Sus pies dibujaron en el mapamundi una linea irregular entre la China e Inglaterra, fue  putita de los demonios extranjeros que regenteaban los fumaderos y de todo aquel que pagara la comida.

Tenemos que suponer algo de piedad porque sobrevivió y porque conservó a su hijo, dos hipótesis improbables.
No sabemos como, pero lo logró, aunque nada de lo visible permitiera vislumbrar la fuente de su empecinamiento.

 

Xia siguió la ruta del opio y el opio colonizo su cuerpo y se cago muriendo,sin cumplir los 30,  ya no en los caminos chinos, sino en una litera mugrienta en un barrio comercial de Derby,  para ella, otro sueño del opio, que no se distinguia de la realidad.

 

Una vieja china de edad imposible de calcular, y pero cuando murió, como en malos  chismes católicos, su cadáver  tuvo un cambio: parecía de nuevo una chica, olía a santidad
El cachito de carne si nombre que hurto a la mesa de los poderosos, Huang, cumplió tres veces los años en el camino entre la aldea y Derby y en esas tres vueltas de la tierra, comió  mas lagrimas que alimento,tuvo mas noches de insomnio que sueño reparador.
Superó tiempos en que Xia permanecía  dormida con los ojos abiertos sin reparar en sus llantos quedos de niño con hambre, llantos que no parecían molestar a nadie en esas salas que Huang recordaba como se recuerdan las fotos que no sabemos si hemos visto o nos han contado.

En esa época Huang resistió de puro empecinado.

O quizá Dios existe, es una posibilidad.

Sin mas comida que la leche de esas tetas flacas, y el arroz que Xia masticaba previamente para él, consumido por fiebres, buscándose en los ojos  que se iban vaciando , llorando para una madre muerta/viva munida de una sonrisa calma que no podia atravesar ninguna señal, ningun pedido,  llego a Inglaterra, tan distinta a la aldea, Inglaterra, que parecia un sueño del opio y no una realidad forjada a expensas de la revolucion industrial.
Sin lógica alguna el pibe sobrevivió por que el deseo de su madre fue ley o los astros lo habían dispuesto, o quizá estaba escrito en un Libro que que la reverenda muerte iba a alcanzarlo en la vereda del cine Opera, a pasos del obelisco, acá.
Y la adormidera acompaño en las giras de Fu, en México, en Barcelona, en Francia y fue su último sueño en Buenos Aires, ahora, antes de que termine en año del señor mil novecientos setenta y cuatro.
Uno se las rebusca. En Buenos Aires no existían fumaderos de opio, pero no fue difícil que Huang se hiciera de una tintura cuyo efecto duraba ocho o diez horas.
Por eso, esta noche, la noche del decimoquinto día del octavo mes del calendario lunar la fiesta del Medio Otoño, preparó  su dosis y con eso encima salio al balcón y antes de que no necesitara nada, se comió un cacho de torta lunar mientra velaba a la luna llena y al alma de Fu y de su amada esposa Lucia, la flor de cerezo de su vida y también el recuerdo de su madre en ese viaje interminable
Esa noche supo que iba a hacer con Kandor.
Llevo al balcón un albun de cartulinas negras con esquineros dorados donde estaban insertadas las fotos en blanco y negro donde Huang era joven y Lucia era la señorita Li, y estaba viva y vestía un tutu de tul negro desde donde descendían dos piernas largas como la injusticia, forradas en medias de seda con costura, piecitos vestidos de zapatos de tacón aguja y una cascada de pelo platinado y  corsage con escote corazón y guantes  que le llegaban hasta el codo y Huang la miraba con su mirada china de severo mandarín.
La miraba con amor. Y ella lo miraba mirarla y veía la invisible sonrisa de chico, (solo ella la veia) que ocultaba el bigote largo y lacio que le llegaba hasta las clavículas. En otra Huang con un birrete que recordaba lejanamente a los que usan los conscriptos del Ejercito Argentino, El sepia de las fotos viejas no podia opacar el brillo de la seda del kimono, el brillo dorado de los alamares, la suntuosidad del pelo trenzado de Huang. Nada femenino en ese hombre con kimono y trenza. Y atrás de ambos un telón jalonado de estrellas plateadas de carton, una mesa con una caja cúbica, como las que se apilaban en un costado del Bazar de Magia.
En otra foto Lucia  y Huang estaban en Mar del Plata, sentados en la arena. El reia y ella le tenía la trenza como si fuera un trofeo de guerra. Ambos en malla, con pollerita, Luisa. El con un traje de baño negro que parecia una trusa. Jóvenes y felices.
Y fotos en Barcelona, en Giron, en Paris, en Berlin, fotos de Mexico, parados en el medio de la plaza del Zocalo, como apretados en una baldosa.
En algunas fotos familiares también estaba Fu.
Mientras esas fotos descansaban en la falda del kimono negro con alamares dorados de seda natural de gusano de seda chino que el Sr Huang llevaba puesto la noche de la fiesta del Medio Otoño y la tintura de opio circulaba rápida por las venas y era procesada por el hígado que le daba mas color amarillo que el de su raza, cansado de la bebida en exceso, adormilado por el opio y extrañando a morir a Fu y a Luisa, el señor Huang tuvo una revelación: que pronto iba a morir, y que debía hacer algo con Kandor. No quedaba tiempo.

Fin del viaje. No había muerto devorado por los poderosos  en la hambruna china,y  que lo matara ese esbirro de la triple A, al final no era nada. Nada. Había llegado su hora.

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todas las mañanas son iguales.


vieja música, con guitarras guerreras, cuadradas, hermosas

año 72, sep.

temas para sacarse la leche del malestar. Espero que no me esté leyendo quique de lucio que me dice que soy una poeta y me instiga para que escriba bien.

soy vulnerable al rock de los primeros setenta.

deberías saberlo a esta altura. (*)

 

(*)

cartografia de mi

Los documentos dicen quien soy, en un cajon guardo  el curriculo donde dejo constancia de estudios y trabajos, desde la profesion hasta el barrio que me vio nacer. La pilcha,  el cuerpo,(mapa de tragadas de saliva, apretadas de orto,de  como sembre dolores en cada organo, rigideces, y tambien sonrisas y lineas de expresion y miradas) La musica que elijo(por ejemplo la del blog) los libros que nombro, todo habla de mi. Con solo fijarte tenes la guia completa de mis barrios, mi centro, mis suburbios.
Lo mismo pasa con vos.

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un post viejo, sobre el tema del viento divino. (Un cuento de la otra)


viernes, 25 de febrero de 2011

kamikaze

Por el emperador, la vida.
Tendre la virtud de honrar a mis antepasados y entonces caeran bendiciones sobre Japon.  Podre ver el celeste cielo y despues al enemigo y siendo uno con èl traere la paz a mi pueblo.Entonces el cielo sera rojo y caliente y no temblara mi mano ni la punteria de mi cuerpo apuntando al suelo
No importa esta vida de hoy. No verè mas a Aiko, a quien le he prometido amor eterno, pero lo eterno està mas allá del fuego.No defraudare a los que esperan  de mi, traere la honra a mi padre , èl confia en que  hare lo necesario para asegurar que todo permanecera tal como fue escrito.
Acabara la guerra y Aiko seguira esperandome Mi valor es la mas preciada joya con que puedo adornar su cabello.
Conozoco el juramento, lo he aprendido de memoria,  tengo mi uniforme presto, mientras anudo mi pañuelo en la frente veo como en sueños el barco que es mi objetivo, soy uno con él, con su destrucciòn.
El té bulle en el agua –
Mi avion espera.Y el mar guarda mi barco.
El viento sagrado sopla, y yo soy parte de ese viento
Soy kamikaze

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otros lentos en el palacio del rocanroll.


El palacio del rocanrroll ya no era lo que había sido. Ni èl ni yo. Entré porque no conocía ningún otro lugar en la zona, y cuando el remisero me dijo a donde te llevo preciosa, me dio pena decirle que no tenìa adonde ir. Temi que lo tomara como una invitaciòn a sexo facil y nada es facil en mi vida.

Los dueños nuevos -el viejo Saro habìa partido- no le habían puesto otro mango encima que lo necesario para que la muni lo habilitara despues del cierre cuando lo de Cromagnon.

. El olor, oh, el olor… tenia penetrado un olor de tantos cigarrillos de cuando se fumaba -solo tabaco- allì. Luces de mierda, pocas, y formica que lo oscuro trataba de hacer pasar madera. No necesité ir al baño para saber que el espejo sigue quebrado, que los portapapel higienico estan vacios y marcados por colillas de cigarrillo. Cuando yo era habitue de este lugar, nadie se drogaba, imaginate cuanto agua pasò. .Era un tugurio., una vez sacaron a una con las venas apenas cortadas con gilette, y en el medio del baile, tiraron un balde de agua para enjuagar la sangre y todos siguieron bailando, mientras se la llevaban al hospital. No le pasò nada. Era un corte superficial.  Las minas siempre hacemos circo.

No me sentè en la barra allì, las chicas parecian salidas de un kindergarden de atorrantas. No habia una que no tuviera un short y la panza al aire libre. No tuve fuerzas ni para desestimarlas. Era yo la que desentonaba, como si el tipo que pasaba la musica hubiera elegido una cumbia santafecina.

Nadie parecía notarlo, cada uno en la pupa de su ego. Eso es lo bueno de este lugar, a nadie le importa un carajo de nada. Brindo por eso.

Me puse a mirar al de la música. .Pensé en la mala suerte.  En el combo tiempo perdido/mala suerte. Nadie que me preguntara que hacia allì, nadie que me viniera a atender.¿ Acaso no tendria, sin saberlo,  el superpoder de la invisibilidad?. Abuse de mi suerte y saque de la cartera un matapenas en forma de petaca. Guardaba absenta traspasado  de una botella grande para que me libre de todo mal. Le di un beso a la botellita, me mire en un espejo.

Y vi al tipo de la musica mirandome y a mi misma y no me conocì. El pibe me hace una seña Y empezò a sonar este blues. Dios no me olvida y me manda señales en  letras de blues..

 

argentina

pesadilla en rojo -Córdoba.


Otra vez saqueos, y la convicciòn de que no se nada de lo que pasa, salvo que esto no es espontaneo, y que hay quiere sacar ventaja en el rio podrido, con pescado envenenado.

Nada puedo decir que la cronica periodistica no levante. Que De La Sota es tan inepto como parece desde afuera y que en vez de poner paños frios al conflicto policial dice que no va a haber subas salariales. Que le dice a la gente que agarro sus armas para defender la calle como si fueran socios del club del rifle y esta ciudad, una del Sur de estados unidos, que se vaya a dormir….

Tengo demasiado presente los saqueos del 2001, los puentes cortados de estos barrios y el humo de las gomas quemadas en las esquinas y sobre todos los rumores apocalípticos de agoreros, malas leches o simplemente personas asustadas. Y con razón.

¿como hará un padre de familia para llevar algo robado a su casa y justificarlo ante sus hijos, sea comida o electrodoméstico? Como hacer que no deje una marca canalla? En el nivel subjetivo, cada uno de nosotros somos responsables de nuestras acciones. Nadie esta exento de ello. La maroma social no te exculpa.

y de yapa, porque no tengo nada que valga la pena que aportar, posteo  un  sueño que escribí hace tiempo y que tiene que ver con saqueos.

pesadilla en rojo.